Como cordobesa, andaluza y española y como persona comprometida con el ordenamiento constitucional de nuestro país, asisto con preocupación y tristeza a los acontecimientos que se están desarrollando en Cataluña.

El acoso a que están sometidos muchos de los alcaldes y alcaldesas de las ciudades catalanas que no se pliegan a las manipulaciones independentistas, y pretenden mantener la legalidad constitucional, es un ejemplo de la intransigencia de quienes solo tienen un objetivo, aunque para conseguirlo rompan la sociedad catalana y provoquen una fractura que tardará mucho en cicatrizar.

Mantengo un contacto permanente con el alcalde de Tarragona, Josep Félix Ballesteros, a quien he transmitido toda la mi solidaridad y la de la ciudadanía cordobesa, para que la haga llegar al resto de los regidores que están con la Constitución y en contra de la subversión del ordenamiento jurídico y la legalidad que se está auspiciando desde el Gobierno de la Generalitat.

Quienes han subvertido las más elementales normas de convivencia, están llevando a Cataluña y a España a uno de los momentos más difíciles de nuestra historia reciente desde el golpe de estado de febrero del 81. Entonces la inmensa mayoría de los catalanes y de los españoles, entendimos que la Constitución era la mejor y la única salida posible. En la situación actual entiendo que el marco constitucional sigue siendo la mejor herramienta para superar las actuales diferencias.

Si el Gobierno de la Generalitat aprueba la independencia, el Gobierno español no tendría otra alternativa que intervenir con toda su fuerza, ante un desafío que no solo es un problema español, sino europeo.

Si el gran consenso constitucional está roto y la sociedad dividida en dos, la única salida a la crisis pasa por rehacer el consenso perdido, porque el statu quo ya no vale.

Como alcaldesa de Córdoba entiendo y comparto las preocupaciones y la incertidumbre que están sufriendo millones de ciudadanos catalanes que solo pretenden defender la legalidad vigente.

Algunos están difundiendo en Cataluña las más burdas manipulaciones, con las que se pretende tomar como rehén a una ciudadanía que entiende que a la independencia es posible, pero que está siendo utilizada, de una manera irresponsable, por quienes han protagonizado un auténtico golpe de estado.

Es falso que Cataluña vaya a ser reconocida como Estado por la Unión Europea, es falso que Cataluña vaya a vivir un paraíso económico y social lograda la independencia, es falso que la ciudadanía catalana vaya a disfrutar de más democracia y más derechos. La catarata de salidas de las principales empresas catalanas, cambiando sus sedes a otras ciudades en el resto del Estado y la manipulación de sus dirigentes, así lo demuestra. Es hora de romper con esa dinámica, con esos discursos irreales, falsos y torticeros.

En este análisis tampoco puedo pasar por alto la errónea reacción exhibida por el Estado, que ha carecido de las dosis de diálogo y del obligatorio aporte de soluciones que, en mi opinión, deberían haberse implementado por quien, sin duda tiene la obligación de aportar puntos de encuentro.

El municipalismo, por su naturaleza y por ser la administración más próxima a la ciudadanía, puede ser una herramienta muy útil para intentar aportar soluciones a este problema, siempre teniendo a la Constitución como hoja de ruta irrenunciable.

Como alcaldesa de Córdoba, ciudad de encuentro de pluralismo, tolerancia, diálogo y entendimiento, quiero hacer un llamamiento público para conseguir volver a la sensatez, al diálogo y al entendimiento, como patrones desde los que estoy segura se podrán satisfacer las inquietudes y las demandas de parte de la sociedad catalana.

Termino haciendo un llamamiento a la tranquilidad y a la serenidad y a evitar cualquier acción o manifestación que suponga un riesgo a la convivencia democrática, sin olvidar que el Estado de Derecho tiene la obligación de restablecer la ley, y hacerlo desde el respeto más escrupuloso a los órganos judiciales y a los poderes del Estado, porque el Estado somos todos.

* Alcaldesa de Córdoba