El mapa del tiempo ya no muestra los Países catalanes; hace tiempo que la independencia acarreó la anexión de Valencia, Baleares y la franja aragonesa. Pujol murió de un ataque de risa el día de la proclamación y sus hijos, con el rollo de ir a enterrarlo a Monserrat, forraron el ataúd de billetes, pero la cosa se descubrió porque el cortejo se extravió y se despeñó por el Garraf. Rodríguez Ibarra, otra vez en su poltrona de Mérida, financia un grupo independentista en el Valle de Arán, solo por dar por saco. ZP volvió a ser presidente y lo primero que hizo fue irse al castillo de Tarifa, desde donde lanzó un estentóreo Salam alaikum y los yihadistas cruzaron en masa el estrecho y se hicieron, visto y no visto, con Cádiz, Sevilla, Málaga, Córdoba, Granada y Almería; Huelva no les interesa porque es tierra de gorrinos pata negra, bichos impuros. En el waliato de Fahs al-Guadiat y de Fahs al-Ballut resistimos como podemos, pero no vamos a durar, la gente ya pasa de todo. A Ruiz Gallardón lo hicieron Papa para quitárselo de encima y que dejara de dar morcilla, y cuentan que se está construyendo otro Vaticano. Las potencias occidentales no ayudaron cuando la yihad llegó al Guadalquivir porque en solemne proclamación la ONU declaró a España país sin remedio; a los franceses les da igual porque piensan parar a los barbudos en Poitiers como hizo Carlos Martel en el 732, pero esta vez con su force de frappe nuclear. Al rey Felipe nadie le hace caso y vaga por ahí largando discursos. Rajoy se operó del frenillo (el de la lengua) y recorre Baviera cantando lieder. Y Froilán sigue sin aprobar la ESO. Se veía venir.

* Profesor