Sorprende que en una ciudad con tanta historia como Córdoba, donde sus espacios destacados son de siglos, aparezcan nuevos centros culturales que atraigan por su belleza. Hablo del Centro de Arte Rafael Botí, donde se acaba de inaugurar la 8 Bienal de Artes Plásticas, y de la Casa Góngora, donde en su Sala Galatea se exhibe desde el pasado sábado la muestra Antonio Jaén Morente, historiador, intelectual y político.

El primer sitio, el de la calle Manríquez y la plaza de Judá Leví, ahora un lugar abierto, con la luz de los patios protegidos por la arquitectura del siglo XXI, ha dejado de ser una eterna y abandonada obra, con principio pero sin fin -como desgraciadamente le ocurre al cercano Palacio de Congresos— y se ha convertido en un emplazamiento donde los artistas exponen su belleza en la Judería, por donde viven los turistas. Al cabo del tiempo la pintura llena de colores jóvenes de Rafael Botí ha encontrado refugio imperdurable en uno de los barrios de Córdoba donde la globalidad se ha convertido en eterna.

El otro espacio, la Casa Góngora, es como una meditación de belleza, la soledad contemplativa del casco histórico que ha sabido resguardarse del inevitable ruido turístico. A la calle Cabezas, donde la leyenda le tiene hecho sitio a los Siete Infantes de Lara, la gente, a través de la Cátedra Góngora, viene a pensar en esta casa del siglo XVII donde la Sala Galatea deja de ser un poema de Góngora y se convierte en un espacio expositivo, de contemplación. Es oportuno recordar la memoria de Antonio Jaén Morente, director del Instituto Góngora, historiador, político y diputado, «cónsul general de España (la Roja)» --según se puede leer en la exposición--, en el privilegiado espacio de esta calle en la que el mesón Cabezas, al que íbamos de jóvenes, lo han convertido en Madinat, un hotel con encanto, frente por frente del Museo de la Casa de las Cabezas de los Siete Infantes de Lara. Una calle donde Rafael Gómez compró una casa, viene a veces el guitarrista Paco Peña con Tony Blair, y la historia, que construyó nobleza, le ha hecho un hueco a la intelectualidad amante de Góngora. Dos nuevos centros culturales.H