Los tópicos juegan con el viento de cola de la comodidad, pues salvo que estés ungido con un espíritu intrépido o seas un iluminado, pesa más la pereza de cuestionar ese paradigma popular. Como muestra, la audacia de la puesta en escena en un mitin de Ciudadanos. El canon del buen catalán llamaba a montar un Casteller que alcanzara la techumbre de un escenario polivalente. Pero como Arrimadas tiene un origen gaditano, caldo y medio a los fetichistas del procés, montando una chirigota como teloneros de Inés.

No es el único zarandeo de los tópicos que percibiremos esta semana. La suerte se regodea con todos sus matices, desmontando clichés. Existe una querencia habitual de divinizar la fortuna como caprichosa y casquivana, mostrándola por ello antitética con la austeridad. Y en ese rebujo encadenado de prejuicios, la austeridad se asocia con el menester, con la seriedad y con los propósitos de hacerle la puñeta al azar. Al carajo tantas conexiones de sentido. Para empezar, ahí están los chinos que velan como sonámbulos sus comercios, bazares donde podrá ponerse el sol, pero apenas bajarse las persianas. Pero la hormiguita no se encuentra entre los doce animales que se reparten el año chino, y el consumo se ha descocado en cuanto su Partido Comunista ha calibrado que el capitalismo es un gran invento. En China, el último día del soltero batió todas las barreras de ventas, un corte de mangas a la escenografía de las hambrunas, a ese Oriente ñoñón y harapiento surgido de la pluma de Pearl S. Buck.

Pero no es la única quebradura de la estética de la suerte. A golpe de prejuicios, parecería que los andaluces seríamos de los primeros en pasar los décimos por una chepa, tan proclives según las ojerizas a suplir con la buenaventura las haciendas del sudor de la frente. Nadie le hace ascos a los gorgoritos de los niños de San Idelfonso, pero cuantitativamente ese lustre de jorobas lo encabezan los sorianos. Miren por dónde, Castilla pura, los aparentemente menos dotados, gracias a los genes de la reciedumbre, para imitar a Chiquito; los que van de la mies a su reconcentración, se gastan en el Gordo más de doscientos talegos por barba. Madrid sigue siendo Madrid, y ostenta la palma en ese vicio nacional de hacer cola, más si el final de trayecto se ensueña con un descorche de cava, salva sea su oriundez. Pero los sorianos se aúpan al primer puesto en la ratio de lotería por habitante. Y no están solos. Los primeros puestos se irradian en torno a la antigua Numancia, para desacomplejar a los campos de Machado. Allí están los burgaleses, turolenses, conquenses... y hasta leridanos y vizcaínos, que en eso de fiarse a la cuadratura de los dos bombos también son muy castellanos.

No sin razón se dice que la Lotería es uno de los elementos de cohesión nacional. Junto a la fuga de Messi, la privación de arrejuntar participaciones del Gordo sería un golpe definitivo al procés, visto además que la propuesta alternativa de los soberanistas se ha demostrado un gatillazo. La suerte se principia para todos, pero no vendría nada mal que recayera en esta provincia, un poquito más castellana en esto de jugar que el resto de las hermanas de Andalucía occidental. Córdoba está muy apagadita. Y no vendrá nada mal un poco de la gracia soriana.

* Abogado