Aún no doy crédito. Desde el domingo por la noche, viendo Salvados. En el minuto uno se me pusieron los ojos como platos. Resulta que reunió Jordi Évole a dos personas que aspiran a gobernar Cataluña el 21-D: la candidata de Ciutadans, Inés Arrimadas, y la candidata accidental de ERC, Marta Rovira, quien se ha visto empujada a jugar ese papel por la permanencia de Oriol Junqueras en prisión. Ellas acudían al debate en televisión convencidas de que el único asunto sería la independencia. Es normal, porque en los últimos años no han hablado de otra cosa. Sin embargo, se encontraron con que Évole, en un giro genial de los acontecimientos, empezó preguntando por los temas importantes que lamentablemente ya hace tiempo que fueron arrollados por el procés. «¿Cuál es la tasa de paro en Cataluña?». Silencio. Miradas. Arrimadas se lanzó. Lo situó en el 19%-20% y Rovira secundó a la candidata de Ciutadans para, acto seguido, abundar en lo bien que evolucionaba la economía. Se pasaron en casi siete puntos. No se lo sabían. Que lo desconozca la representante de un partido que ha gobernado hasta hace cuatro días es muy grave. Pero que la dirigente del principal partido de la oposición, quien asegura que su plan es gobernar para todos y que lleva meses contándonos lo que el equipo de Junts pel Sí ha hecho mal, es escalofriante. En realidad, no debería sorprendernos mucho. Porque llevan años sin hablar de otra cosa. De hecho, en septiembre pasé un mes en Cataluña y me extrañó la ausencia total de debate sobre los trabajadores precarios, los parados de larga duración o los desempleados de más de 50 años. Solo me topé con estos asuntos una mañana, por el centro de Barcelona. Un hombre hacía campaña por la independencia con un cartel enorme en el que se podía leer: «Pensiones para los mayores. Trabajo para los jóvenes. Vota sí». Un mensaje muy simple, pura cuestión de fe. Nada más. Seguramente, Rovira y Arrimadas se han movido hasta ahora en ese plano general. Con la república os irá a todos mejor. No, ustedes nos llevan a la ruina. Y así.

Las representantes de Ciutadans y ERC tampoco sabían cuántas mujeres han muerto asesinadas a manos de sus parejas este año en Cataluña. Supongo que la razón es la misma: la independencia te termina separando también de la otra realidad social. Lo que no es útil para derribar al separatista o al unionista no existe. Es penoso que tengamos que asistir a errores políticos de este calado para darnos cuenta de que probablemente todos, en mayor o menor medida, hemos caído durante mucho tiempo en esa trampa, en ese bucle infinito: independencia sí o independencia no. Y el resto puede esperar.

* Periodista