En 1976 aparecieron en la TV española unos personajes llamados Epi y Blas dentro del programa infantil Barrio Sésamo en donde se enseñaba a los niños dónde estaba la izquierda, la derecha, arriba y abajo, los colores, entre otras cosas. El Barrio Sésamo español incluía los sketches del programa en el que se había basado, el Sesame Street (1969) del creador estadounidense de marionetas Jim Henson, en el que diversos personajes de guiñol acabarían por convertirse en auténticas estrellas del mundo del espectáculo y el show-business. Ello demuestra una vez más lo poco imaginativos que son los responsables de ofrecer programas televisivos de entretenimiento. Todos son burdas copias.

Lo peor no es eso, sino que nos quedamos solo con lo malo y poco con lo bueno, me explico: el hablar de izquierdas y de derechas, de rojos, azules, naranjas o multicolores, huele un poco añejo, pasado de moda, rancio hasta el tuétano, sin embargo nuestros políticos se enfundan dentro de sus respectivas capas y lo enarbolan como banderas de choque unos contra otros.

El utilizar los avances tecnológicos y sociales para mejorar el bienestar de los ciudadanos, es algo que queremos todos sin importar la forma de pensar o militar en cualquier partido político. ¿Quién no quiere una mejor sanidad, justicia, seguridad, educación, empleo, en definitiva, ir avanzando en todos los temas fundamentales en una sociedad para alcanzar una mayor y mejor convivencia? La diferencia estriba en cómo llevarlo a cabo.

¿Por qué los grupos que se llaman de izquierdas se arrogan siempre la condición de progresistas? ¿Acaso son ellos solos los que quieren vivir mejor? ¿Los demás no? ¿Qué pasa, que son tontos? ¿Solo ellos quieren un empleo de calidad con sueldos adecuados al trabajo, que no haya enormes listas de espera en la sanidad pública, que la justicia sea independiente, que la educación sea completa y universal, no una deformación de la misma, etcétera? A otro sitio con ese cuento, que aquí no cuela. Si hablamos de corrupción todos están hasta las trancas, los del norte, los del sur, los del este y los del oeste, los cargos de confianza puestos a dedo mamando de la vaca Estado están repartidos por toda la geografía hispana. Nos manipulan desde afuera, nos manipulan desde adentro y nosotros como bobos viéndolo pasar. ¡Manda narices! Cada vez tenemos menos derechos, en teoría sí, en la práctica no, la libertad y justicia depende de los contactos que se tengan, el poder adquisitivo bajo mínimos para la mayoría, por reducir han reducido, o mejor quitado, hasta la capacidad de reacción porque, si no, no se entiende cómo aguantamos todo lo anteriormente citado.

Y volviendo al principio, ya que copiamos tanto, ¿no podríamos también aprender como una vez elegido quien gobierne el país todos reman en la misma dirección sin ponerse zancadillas ni echar por tierra lo ya conseguido? La labor de Penélope aquí se nos da demasiado bien, ¡Que pena!

* DUE