Que la Clasificación Internacional de la Discapacidad (CIF) sea una filosofía creada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la salud y el funcionamiento de la limitación humana y que esta filosofía haya implementado o mejor se haya trasladado a la filosofía que recoge la reciente Ley de Promoción de Autonomía personal para las personas en situación de dependencia, no debería de extrañarnos.

Queremos que la limitación humana, por grande que sea, encuentre cauces de promoción para la vida y no para la resignación y la desesperanza. Hoy, después de jubilarnos, queda por vivir una cuarta vida, veinte años de actividad y de ilusiones posibles. Pero este concepto nuevo, a estrenar, no coincide aún con lo que pensamos.

Queda muy próxima la noticia que emitió una televisión de un video estremecedor con el supuesto maltrato de los ancianos. Estremecedora noticia refrendada por verdaderas imágenes de atrocidades y despropósitos. Pero la solución a tanto atropello, quizás fuese más estremecedora: sOlo quince familias habían sacado a sus ancianos de la residencia ante estas circunstancias. Las demás --50 familias-- "...no pienso mover a mi hermano. Aquí pagamos muy poco y ahora tendré que llevármelo a Galapagar", declaraba una mujer, que naturalmente no se creía que hubiera habido malos tratos.

Sin dinero y sin ayudas, asistir a un anciano desde la precariedad es muy duro. Ser viejo es terrible en esta sociedad monetarizada, superficial y sin valores. El aparcamiento institucional es la norma y, su justificación se envuelve de forma agradable al decir que "allí" está mejor atendido, más distraído, más tranquilo.

La escena del viejo dejado solo en la gasolinera en verano, en urgencias de cualquier hospital, o cualquier otra barbaridad por el estilo, se repite cada año para hacer compatible y posible que su familia pase unas vacaciones tranquilas. El viejo y su dinero han pasado a ser un atractivo especulativo que tratan de atraer las grandes instalaciones para mayores, donde no falta de nada y donde se garantizan sin grandes esfuerzos las cuentas de resultados.

Terrible es ser viejo en un mundo que ya no admira la proeza de la longevidad, que no dispone de nadie cercano que le acompañe, de alguien con quien hablar.

"Subió en un taxi una abuelita sola --85 años-- activa, vivaracha. ¡Tenga 500 pesetas... vaya donde quiera... pero hábleme de lo que sea... ¡Si no me habla no le pago!".La soledad es la muerte, su muerte... Ya lo decía Sófocles, "la melancolía es la locura y la soledad la muerte". Esta es la consecuencia de vivir solo.

Hoy ser viejo es estar solo...Porque la soledad de dos o más en compañía es la peor de las soledades que hay y esa es la soledad de la institución, acompañada la mayoría de veces de una gran carencia afectiva por parte de los suyos, en todos los usuarios que la habitan. El 84% de los ancianos españoles quieren vivir y estar en su casa, pero... ¿Con quién? La cuarta vida, a la que ya estamos apuntados, debe merecerse una solución mejor que una residencia institucionalizada.

Los apoyos personalizados en el hogar, además de ser una exigencia social, es una exigencia ética y también un gran nicho de empleo. Pero es muy caro ser viejo. El viejo de hoy se lo dio todo a sus hijos y sus hijos "lo institucionalizan". "No pueden hacer otra cosa...". Eso dicen...

Pero además no tenemos posibilidades económicas para vivir tantos años. Algún mayor ha dicho con acierto "tengo la tragedia de que la salud me ha durado más que el dinero". Hay que intentar un camino nuevo como dice Rosa Montero, "ser viejo es un trayecto". La vejez ya no es un final, es un camino que hay que intentar en plena forma. "Ser viejo no es estar enfermo. Se puede ser un viejo muy sano".

Envejecer en casa y con actividad es todo lo que necesitamos. Esto es posible. Este es el mandato de la ley. Este es su espíritu y su objetivo. No dejes tu casa, ni tus raíces, ni tu dinero. Defiende cuanto más puedas estar activo. Vive allí donde amaste la vida, donde están tus recuerdos. No te olvides que solo somos memoria.

A la hora de comer "poco plato y mucho zapato". La actividad es el impulso del vivir.

Esta filosofía que preconiza sin ningún titubeo la Ley de la que tanto esperamos, debe hacerse posible y no mercantilizarse.

La promoción de la autonomía personal, de los que están en situación de dependencia, es el reto ético que nos pide la ley, desvirtuarlo es traicionar las expectativas de esperanza que la ley ha sembrado para que la sociedad española la cumpla.

* Presidente de honor de la Fundación Promi