Maestro, lo que usted disfrutará cuando delante de sus vitrinas de trofeos sus hijas le pregunten: «¿Papá, y esas cuáles son?». «Esa la tengo dedicada a todos los trofeos que conseguí en Francia y Portugal, y esa que tiene tantos, y muchos repetidos, son todos conseguidos en mi campañas americanas». «¿Y esta tan grande que ya casi no te cogen más?». «Esa es la dedicada a las temporadas de España. Llevo 28 años como matador de toros repitiendo donde los empresarios me llaman para torear». «¿Y por qué esta vitrina tiene esa foto de Manolete presidiendo todos los trofeos?». «Porque Manolete fue un ejemplo para todos los profesionales, como torero y como persona, y sigue siendo un espejo para cualquier profesional». «¿Y el trofeo Manolete cuál de esos es, papá?» «No hija, ese no lo tengo, es uno de los pocos que me quedan por conseguir y que me gustaría tener». ¿Y este tan bonito de la montera de plata?» «Ese es de Córdoba, hija, es uno de los muchos que tengo de su Feria. Me lo concedió la tertulia La Montera por realizar la labor más completa».

Maestro, este año del centenario de Manolete en el coso de los Califas usted le dio uno de los más bellos homenajes al ‘Monstruo’ del toreo, porque parecía que en la mano izquierda llevaba en vez de la muleta una paleta llena de colores, y en la derecha, en lugar de la espada de ayuda, los pinceles de Julio Romero de Torres para crear unas de las más bellas faenas que se han visto en nuestra plaza de toros. ¿Que no le han concedido el trofeo Manolete? Seguramente porque los componentes del jurado, que son cinco, y dos estaban de acuerdo de ser merecedor de obtenerlo, y el resto de 2+1, el de calidad, se decidió por no concedérselo. Seguro que durante su elegante y torera faena ellos no estaban pendiente de lo que usted, en tarde de inspiración torera, realizó en Los Califas. Esa obra de arte que usted compuso como si fuera dedicada a Manolete en su centenario le sirvió para traspasar de nuevo el umbral de la gloria de la puerta grande del coso de los Califas a hombros de aficionados, los mismos que ese día disfrutamos de su lección magistral de toreo grande. Muchos aficionados de Córdoba nos sentimos orgullosos de que usted comparta su matrimonio con una cordobesa y de que todos los Jueves Santos venga a Córdoba para acompañar al Caído, como lo hacía Manolete, que era su Hermano Mayor. Esa tarde hace su penitencia como un torero más de esta tierra, aunque algunas veces haya tenido que fletar una avioneta para poder cumplir su deseo y llegar a tiempo a su compromiso torero del día siguiente. Afectuosamente, su admirador Agustín Castellano ‘El Puri’, matador de toros.

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Agustín Castellano ‘El Puri’.</b>

Córdoba