Parece que fue ayer, cuando Pablo VI instituyó, siguiendo las directrices del Concilio Vaticano II, la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. ¡Ya han pasado 50 años! Las bodas de oro de esta jornada le dan un toque de singladura histórica --aquellas máquinas de escribir, aquellos primeros delegados diocesanos de Medios de Comunicación Social, aquellas primeras oficinas de Prensa, aquel primer delegado de Medios en la diócesis cordobesa, cargo que tuve el honor de estrenar, nombrado por el entonces obispo de Córdoba, monseñor José María Cirarda, allá por el año 1973--, y junto a la historia, el mensaje palpitante de la importancia de la comunicación y de los medios informativos para la Iglesia. Este año, la jornada lleva como eslogan "Comunicación y misericordia: un encuentro fecundo", titulo elegido por el Papa Francisco para su mensaje, que nos invita a reflexionar sobre el poder de los medios para transmitir misericordia. Mas aún, cuando con el uso de las redes sociales, cualquier ciudadano es, más que antes, un comunicador. El Papa expresa de este modo el encuentro entre comunicación y misericordia: "La comunicación tiene el poder de crear puentes, de favorecer el encuentro y la inclusión. Es hermoso ver personas que se afanan en elegir con cuidado las palabras y los gestos para superar las incomprensiones, curar la memoria herida y construir paz y armonía". Para concluir su mensaje, el Papa expresa un deseo para buscar la fecundidad del encuentro: "El encuentro entre la comunicación y la misericordia es fecundo en la medida en que genera una proximidad que se hace cargo, consuela, cura, acompaña y celebra. En un mundo dividido, fragmentado, polarizado, comunicar con misericordia significa contribuir a la buena, libre y solidaria cercanía entre los hijos de Dios y los hermanos en humanidad". Hermosa meta.

* Sacerdote y periodista