Abogada de 62 años, esta diputada ultraconservadora rusa ha sido la impulsora --curioso, tratándose de una mujer-- de la propuesta que despenaliza parcialmente y rebaja los castigos por ley derivados de la violencia doméstica y que solo considera falta una agresión anual. Una medida de este calibre aleja a la Rusia de Putin de los valores propios de las sociedades avanzadas.