Lo lógico es que desaparezcan, teniendo en cuenta que es difícil encontrar a personas mayores de 12 años sin teléfono móvil. Las cabinas telefónicas han devenido en elemento decorativo urbano que suele tener poco de estético, pues son objeto de un vandalismo que casi podría calificarse de tradicional. Pero... ¿Puede prescindir el mundo de cabinas telefónicas? ¿No es un servicio público que debería mantenerse? Difícil decisión la de salvar a un artilugio que ya es antieconómico.