Durante este año en Montilla y en Córdoba (España) se ha recordado al Inca Garcilaso de la Vega. Diputación de Córdoba, Ayuntamiento de Montilla y la Fundación Biblioteca Manuel Ruíz Luque han reeditado la Historia General de Perú, escrita por el que fuera capitán de su Majestad, Inca Garcilaso de la Vega. Ha llegado a mis manos un ejemplar por la amabilidad de mi compañero Luis Rodríguez y he dedicado tiempo a leerlo pausadamente, comprobando el gran interés que el Inca prestaba a cuestiones de carácter económico, tales como inflación, precio de inmuebles, hipotecas, tipos de interés, cuentas del Rey, etcétera.

Conviene detenerse en el Capítulo VI de la segunda parte del Libro I de sus Comentarios Reales que tituló «el valor de las Cosas Comunes antes de ganar Perú»

Cualquier viajero de hoy día al que se le rompan los zapatos acudiría a una zapatería para adquirir un par nuevo. Al Inca le sucedió esta inconveniencia al desembarcar en Sevilla en 1560 y se vio obligado a comprar un par de zapatillas por el precio de un real y medio. En 1613 verificó que ese mismo par de zapatillas en Córdoba, ciudad menos cara que Sevilla, se podían adquirir por el precio de cinco reales. A esa subida en el precio todavía no se le denominaba inflación pero el criollo hoy diría que el índice de precios en ese periodo de tiempo había representado un crecimiento medio anual del 6,28 por ciento. Probablemente la elevada entrada de oro y plata acarreó parte de esta inflación.

Se puede disfrutar leyendo y releyendo la parte de ese capítulo, dedicada a la entrega de dinero a censos, es decir, a la entrega de dinero como préstamo hipotecario que se devolvía en dinero y/o en especie. «Digo --escribe el Inca-- que en aquel año de 1560 se daban dineros a censo, a diez mil maravedíes por mil de renta»; es decir, a un tipo de interés del diez por ciento. Cuatro años más tarde el tipo de interés bajó al 7,4 por ciento puesto que una hipoteca de 14.000 maravedíes rendía también mil de ellos al año. Pero en 1616 el Inca apostilla que «este año si las rentas son en cantidad y bien impuestas» por cada mil maravedíes de renta se tenía que hacer un préstamo de veinte mil de ellos; es decir, a un tipo del 5 por ciento. Como buen observador, Inca Garcilaso comenta que «muchos hombres, señores de vasallos, viéndola barata (la renta) han tomado y toman censos a veinte mil el millar para redimir la que tenían a catorce mil».

Buen observador financiero que hoy diría y haría del mismo modo puesto que con la bajada de los tipos de interés empresarios y Administraciones Públicas reestructuran sus deudas buscando nuevas fuentes de financiación menos onerosas. La bajada del tipo de interés en parte fue obligada por la regulación antiusura y también por la oferta de liquidez tal como hoy sucede con la originada por el Banco Central Europeo.

Estaba Inca Garcilaso preocupado en conocer las cuentas de su Majestad tal como hoy todos estamos preocupados por las cuentas de capital, patrimoniales y de producción del Estado y no sólo de la Casa Real. Intentó a través del escribano de su Majestad, de nombre Juan Morales, natural de Madrid y portero de su real cámara en el Supremo Consejo de Indias, conocer a cuánto ascendían las cuentas reales.

Al cabo de tres meses, Juan Morales le contestó: «Es negocio que jamás se ha podido ajustar, ni aun a poco ni a mucho más ni a menos y para saberlo el Rey, que lo ha deseado mucho,... ordenó se hiciese libro particular para ello y aun no se ha empezado ni se entiende que se empezará, cuanto más acabarle. Y como corre por tan diferentes caminos cosa imposible juntarlo».

Ya mostraba preocupación por la salud del erario y rentas de su Majestad tal como hoy mostramos los ciudadanos preocupación por las cuentas públicas, ejecución de los presupuestos y desviaciones dinerarias que burlan la vigilancia de la Intervención. Andan ahora juzgándose en Valencia, Barcelona, Madrid y Sevilla desvíos dinerarios que se ocultaron a su control. No es tiempo perdido leer los Comentarios Reales del Inca, capitán de su Majestad, criollo y , durante parte de su vida, vecino de Montilla.

* Catedrático emérito de la UCO