Tras cuatro meses de impotencia, con la incapacidad de los partidos de llegar a acuerdos para formar Gobierno, hoy se disolverán las Cortes para volver a las urnas, algo sin precedentes en las democracias europeas. Se iniciará así una larga campaña electoral de casi dos meses hasta el 26 de junio. En realidad, algunas formaciones iniciaron la campaña el 21-D. Es el caso del PP, porque Mariano Rajoy persiguió desde el principio la celebración de nuevos comicios. En teoría, ofrecía al PSOE y a Ciudadanos una gran coalición, pero con la única contrapartida de un Gobierno fuerte que prosiguiera la misma política. Rajoy apostó por dejar pasar el tiempo y ver cómo los demás se peleaban entre ellos. Y aunque parece que su electorado no le castigará por su pasividad, está por ver si esa actitud y la corrupción no tendrán consecuencias. El PSOE intentó llegar al Gobierno con un pacto con C´s, pero desde el primer momento se vio que esa alianza sería insuficiente porque la abstención del PP o de Podemos resultaron imposibles. Pedro Sánchez jugó la carta del intento fallido en espera de que los electores premiaran su buena voluntad, y todo apunta a que es su última oportunidad. Ciudadanos puede ser el mayor beneficiario de su voluntad de acuerdo, aunque el partido de Albert Rivera corre el riesgo de que el voto útil regrese al PP para que la situación no siga bloqueada. Podemos confía en un pacto con IU para lograr el anhelado sorpasso al PSOE, pero parte del electorado que abandonó a los socialistas puede estar tentado de volver irritado por la soberbia y la intransigencia de Pablo Iglesias. Mientras, a los españoles se les pide un nuevo ejercicio de responsabilidad y paciencia.