Donar sangre es un sencillo ejercicio de solidaridad que, además, puede tener un trasfondo egoísta: todos podemos necesitar una transfusión en cualquier momento de nuestras vidas, y ser donante cuando no se tienen problemas de salud, además de constituir una práctica sencilla, rápida y sin riesgo, nos acerca a la sociedad, nos hace ciudadanos proactivos dispuestos a compartir un bien necesario que ni se compra ni se vende. O que no debe comprarse ni venderse nunca. Por eso cabe insistir en la campaña iniciada por el Centro de Transfusión Sanguínea de Córdoba para conseguir las 8.000 donaciones que necesitan los hospitales cordobeses este verano. No solo para cubrir emergencias como puedan ser personas heridas en accidentes de tráfico o de cualquier tipo, sino para responder a las necesidades habituales de enfermos con cáncer, patologías de la sangre o personas que pasan por los quirófanos para ser intervenidas. Ocurre que, con las vacaciones, se reduce la cifra de donantes habituales, pero las necesidades son las mismas, e incluso más si se tienen en cuenta los desplazamientos de población.

El Centro de Transfusión Sanguínea está consiguiendo una buena respuesta al llamamiento que hizo a primeros de julio, apoyado por este periódico y difundido a través de las redes sociales. Sin embargo, advierte de que no se debe bajar la guardia, pues el verano es largo, e insiste en la importancia de la colaboración que obtienen en los pueblos de Córdoba, que suele ser muy positiva. Con todo, y siendo de agradecer el apoyo a las campañas extraordinarias, lo que de verdad se precisa es donantes fijos que acudan cuatro veces al año, y para ello se hace una llamada especial a los jóvenes.

La donación de sangre, como la donación de órganos --de la que hoy ofrecemos los datos del balance semestral-- encierran el mismo principio solidario: dar lo que no se puede comprar, lo que todo el mundo en algún momento de su vida puede necesitar, y hacer posible un derecho a la salud que no tiene en cuenta la posición social ni económica del receptor. Esta solidaridad enfocada hacia un bien universal y canalizada a través de la sanidad pública encuentra en Córdoba una gran receptividad, que la convierte en una de las provincias españolas con tasas más altas de donación de órganos. Con ello ha sido posible incrementar en el primer semestre un 50% los trasplantes de corazón en el hospital Reina Sofía. Hasta junio, se han hecho 194 injertos (14 cardiacos, 24 de pulmón, 29 de hígado y 46 renales). Aun así, la lista de espera es de 200 pacientes, cuya calidad de vida, o incluso cuya supervivencia, dependen de ese «sí» de los familiares de personas fallecidas a las que se solicita este último gesto solidario que, como señala el lema de las campañas de donación, supone «regalar vida».

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