El acto que vamos a celebrar el día 27 de febrero colocando un busto de don Niceto Alcalá-Zamora en el Congreso de los Diputados en Madrid debe ser para los prieguenses un símbolo definitivo de nuestra propia historia: la de España y la de Priego. Don Niceto Alcalá-Zamora y Torres reúne en su biografía algunas de las cualidades de los mejores protagonistas de la historia de España y también algunas de las mejores virtudes de nuestra limitada historia local.

Bajo el prisma de la historia de España, Niceto Alcalá-Zamora, su acción política, fue una de las claves fundamentales en nada menos que un cambio pacífico de régimen. Esa influencia decisiva estaba fundamentada no en el apoyo de un gran partido político o en la explotación de un populismo oportunista, sino en sus convicciones democráticas; en su honradez, reconocida hasta por sus más acérrimos adversarios; en su capacidad, superior, para el análisis de situaciones sociales; en su fe en el consenso como arma de acción política. Convergencia frente a disgregación, negociación frente a confrontación, moderación y centralidad frente a los extremismos.

Casi todos los líderes políticos de aquella época optaron en cambio por la confrontación, o por la revolución. Algunos incluso se distinguieron por echar gasolina al fuego del enfrentamiento civil que terminó en una guerra fratricida. El en cambio se dejó destituir ilegalmente sin colaborar ni resistirse (que ambas cosas pudo hacer) y se marchó al exilio con la conciencia limpia y los bolsillos transparentes, mientras se confiscaban sus bienes y se robaban sus escritos y documentos personales. Desde 1907, año en que fue elegido por primera vez diputado en las Cortes, hasta su última aparición institucional como jefe del Estado, don Niceto fue uno de los más activos parlamentarios que registra la historia de España; su inteligencia, su memoria, su elocuencia y su sentido de la responsabilidad, le permitían hacerlo así. Además, sus publicaciones le acreditan como uno de los más grandes intelectuales españoles de aquel tiempo.

Pero desde aquella tarde aciaga en que salió por última vez del palacio de la Carrera de San Jerónimo, la adversidad cayó sobre el presidente de la República y sobre su familia como un estigma. Un viaje de 144 días en condiciones infrahumanas; expoliado de sus bienes honradamente logrados; sometido a ganar el sustento de su familia escribiendo a destajo como un jornalero de la pluma; muerte en el exilio; vuelta de sus restos mortales a España en la práctica clandestinidad mientras los restos de otros jefes de Estado llegaban con los máximos honores...

Por todo ello, don Niceto Alcalá Zamora es un símbolo de la España del siglo XX, convulsa y dramática. Pero siempre de lo mejor de esa España, de la que busca el progreso, la unión y la excelencia.

¿Y los prieguenses? Ya que nunca, ni entonces ni ahora, Córdoba capital reconoció como hijo ilustre a este cordobés nacido en Priego, ¿podemos los prieguenses reconocer sin reticencias a don Niceto como uno de nuestros hijos más ilustres y valiosos? Comprendo que para algunos de nuestros paisanos, sobre todo los de más edad, es esta una operación difícil. Durante cuarenta años se denigró a don Niceto, se persiguió a su familia, se negó su labor a favor de Priego difundiendo la mentira de que solo había construido para su pueblo una cárcel. A pesar de todo, la bien conocida confrontación entre "valverdistas" y "nicetistas", todavía mal estudiada, desembocó poco después de la Guerra Civil, en el respeto personal entre ambas familias, premonición de aquella actitud de concordia nacional que hizo posible la transición a la democracia muchos años después. En Buenos Aires, poco antes de su muerte, don Niceto reescribió sus robadas memorias. En ellas, reconoce el influjo que su pueblo natal ejerció sobre su carácter: "...en la sencillez de mis gustos, en mi sentido de realidad, freno de ensueños...". Si una de las características definitorias de Priego fue siempre el aislamiento, entonces la figura de don Niceto, rompiendo todas las barreras geográficas y sociales desde el último rincón del sur de Córdoba hasta la más alta magistratura del Estado en tiempos tan difíciles, tiene que ser un símbolo para los prieguenses, un símbolo según el cual, las limitaciones son siempre superables si las afrontamos con las armas del esfuerzo y la perseverancia.

El Patronato Municipal Niceto Alcalá-Zamora y Torres lleva dos décadas poniendo en el lugar que merece la obra política e intelectual del presidente a través de congresos internacionales, edición de sus obras completas y mantenimiento de su casa-museo y otras actividades.

Por eso el día 27 de febrero, el viaje desde Priego hasta la Carrera de San Jerónimo en Madrid será un homenaje al presidente, nuestro ilustre y querido paisano; un recuerdo de su largo viaje desde el número 33 de la calle Río hasta la Jefatura del Estado en el Palacio Real de Madrid. Y en la perspectiva de la historia de España, una vuelta, esta vez con todos los honores, al palacio de las Cortes, sede de la soberanía popular, donde fue líder de opinión y ejemplo supremo de actitudes democráticas.

* Cronista oficial de Priego