No me gustan las frases grandilocuentes, ni las afirmaciones rotundas y categóricas, no me gusta el título de este artículo, sin embargo permítanme que lo utilice, les explicaré el por qué. Tomo prestado el titular de un artículo del concejal delegado de Servicios Sociales, Rafael del Castillo, centrado en la crítica infundada a la formación política a la que pertenezco. Triste artículo en el que reconoce su fracaso en la gestión de los servicios sociales del Ayuntamiento. Líneas en las que demuestra lo mal que digiere la crítica y la confrontación de ideas, necesaria y saludable en democracia. Y la confirmación de que tiene que buscar un responsable externo para tapar sus problemas y su pésima gestión.

El delegado de Servicios Sociales debería renunciar a la demagogia y a la doble moral. Y, de entrada, explicar qué responsabilidad tiene el Gobierno de España de la dimisión de la directora general de Servicios Sociales, o qué culpa tiene el PP, de que el TSJA haya declarado ilegal un nombramiento que hicieron a inicio de mandato y que hoy está vacante. ¿O qué responsabilidad tienen otros en el retraso de la contratación de los 8 trabajadores sociales anunciados al inicio del mandato, hace ya más de un año y medio?

El delegado de Servicios Sociales y el actual cogobierno deben asumir que son responsables de su gestión, de las listas de espera en los centros municipales. Igual que lo era yo cuando estaba al frente de ese área municipal. Del mismo modo que eran responsables quienes gestionaban ese ámbito en junio de 2011, cuando las listas de espera eran enormes y se podía leer en medios de comunicación de ese tiempo frases como esta: «desaliento, soledad y una eterna lista de espera para pedir ayuda son las realidades que están encontrando decenas de personas que acuden a los Servicios Sociales». ¿Era entonces culpa del Gobierno de Zapatero?

El cogobierno debe gestionar y resolver problemas. Muchas familias ya se han dado cuenta de que con demagogia y populismo no se arregla su situación. Porque es imposible hablar de un plan de rescate con las listas de espera que tenemos hoy en algunos centros sociales municipales.

Sería bueno abandonar la doble y perversa moral que se ejerce desde la Delegación de Servicios Sociales. Porque ejercer una doble moral es, precisamente, predicar una cosa y practicar justo la contraria. Y eso es lo que vivimos día a día. Ya sea por incapacidad o por incoherencia. Porque la Residencia de Mayores no ha pasado a gestión pública.

Y el contrato de comida a domicilio se lo acaban de adjudicar a una multinacional, en detrimento de otras entidades de economía social que concurrieron al concurso. ¿De quién es la culpa? ¿Quién gobierna hoy el Ayuntamiento de Córdoba?

Doble y perversa moral es irse de manifestación a las puertas de Clece y, pocas semanas después, prorrogar el contrato de servicio de Ayuda a Domicilio con esta entidad. Y, más tarde, acordar que esta empresa siga al frente de la gestión de la Casa de Acogida.

Doble moral es anunciar una comisión para remunicipalizar servicios a sabiendas de que hay informes técnicos que ya ponen reparos. Generar expectativas a sabiendas de que no se puede hacer lo que se dice.

* Concejal del PP en el Ayuntamiento de Córdoba