Una frase del escritor japonés Murakami me ha llevado a escribir sobre el oculto tema, las buenas noticias, las cosas que sí funcionan. Dice Murakami: las buenas noticias en la mayoría de los casos se dan en voz baja. Y yo diría más: ni se dan. Es tremendo escuchar telediarios: ¡qué sarta de malas noticias! Coincidiendo casi siempre con la hora de la comida y cena, que se nos va al traste el apetito, y de postre, si acaso damos una cabezadita, la desvergonzada llamada telefónica de alguna operadora de móviles que nos quiere coger in fraganti. La verdad es que para cualquier cosa, una locura de papeleo, de idas y venidas y que, como pelota de pimpón, nos manda de acá para allá y de allá para acá, Bueno, pues yo hoy quiero hablar del buen funcionamiento de algo que a mí, personalmente, me salvó prácticamente, la vida. Me refiero al servicio de teleasistencia de la Junta de Andalucía. Un simple botón colgado del cuelo y que te puede, eso, salvar la vida. ¡Qué atención más rápida y eficaz!, ¡cuánta amabilidad, cuánta dedicación a los mayores! Y sin papeles, sin tener que repetir llamadas, sin más que exponerles una necesidad y en nada de tiempo la resuelven. Sincera y personalmente tengo que dar las gracias por este gran servicio que, sobre todo a las muchas personas que vivimos solas, nos acompaña día y noche. Y es más, tienen la delicadeza de llamarte, de ofrecerte ratos de compañía, si los necesitas, de acudir rápidamente a cualquier emergencia. Me decía un señor muy mayor: cuando necesito un taxi, me lo pide la teleasistencia. Creo que es un buen ejemplo que deberían seguir organismos públicos que acaban por aburrirnos y dejar que pidan, que hagan lo que quieran porque es un tela de araña, a veces, que te atrapa y no sabes por dónde salir. Felicidades, pues, al servicio y agradecimiento.

* Maestra y escritora