El deporte es un fenómeno universal. Allí donde los seres humanos viven juntos, disfrutan jugando, disfrutan perfeccionando sus habilidades físicas o compitiendo entre ellos. El deporte es un lugar de encuentro donde personas de todo nivel y condición social se unen para lograr un objetivo común. Estos días, nos encontramos ya en las últimas fases del Mundial de Fútbol, con la tristeza anunciada del fracaso de la selección de España. No hace mucho, dedicaba un artículo al documento ‘Dar lo mejor de uno mismo’, sobre la perspectiva cristiana del deporte y la persona humana, que el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida ha preparado con el objetivo de resaltar el papel de la Iglesia en el mundo del deporte y de cómo el deporte puede ser un instrumento de encuentro, de formación, de misión y de santificación. Hoy, me gustaría seleccionar las «10 frases futboleras del Papa Francisco»: Primera, «si en un estadio, en una noche oscura, una persona enciende una luz, se vislumbra apenas; pero si los más de setenta mil espectadores encienden cada uno la propia luz, el estadio se ilumina. Hagamos que nuestra vida sea una luz de Cristo» Segunda, «¿qué hace un jugador cuando se le llama a formar parte de un equipo? Tiene que entrenarse y entrenarse mucho. Así es nuestra vida de discípulos del Señor». Tercera, «cuando se suda la camiseta, tratando de vivir como cristianos, experimentamos algo grande: nunca estamos solos, formamos parte de una familia de hermanos que recorren el mismo camino». Cuarta, «Jesús nos pide que le sigamos toda la vida, nos pide que seamos sus discípulos, que ‘juguemos en su equipo’». Quinta, «chicos y chicas, por favor, no se metan en la cola de la historia, ¡sean protagonistas! ¡Jueguen para adelante! ¡Construyan un mundo mejor! ¡Un mundo de hermanos, un mundo de justicia, de paz, de fraternidad, de solidaridad! ¡Juéguenla adelante siempre!». Sexta, «queridos amigos, no se olviden: ustedes son el campo de la fe. Ustedes son los atletas de Cristo». Séptima: «¡Jesús nos ofrece algo más grande que la copa del mundo! Nos ofrece la posibilidad de una vida fecunda y feliz, y también un futuro con él que no tendrá fin, la vida eterna». Octava: «ustedes son referencia para tantos jóvenes y modelo de valores encarnados en la vida. Yo tengo confianza en todo el bien que podrán hacer entre la muchachada». Novena, «el deporte es importante, pero debe ser auténtico deporte. Promuevan esta actitud de ‘aficionados’’ que elimina definitivamente el peligro de la discriminación. Cuando los equipos van por este camino, el estadio se enriquece humanamente, desaparece la violencia y vuelven a verse las familias en las tribunas». Décima, «les pido que recen por mí, para que también yo, en el ‘campo’ en el que Dios me puso, pueda jugar un parttido honrado y valiente para el bien de todos nosotros».

* Sacerdote y periodista