Así habló R. con sus vecinas/amigas: «Han dejado a mi hija pequeña fuera del colegio de su hermana. Voy a hacer todo lo posible para que la incluyan pero que sepáis que si no lo consigo os voy a denunciar a todas, porque vuestros hijos sí han entrado y estamos en las mismas circunstancias». La Consejería de Educación había cambiado las zonas escolares, y eso podía conllevar que repartieran a las hijas de R., de apenas dos años de diferencia en edad, en colegios distintos. Por suerte, R. se movió con la tenacidad que da la certeza de llevar la razón y resolvió el problema, lo que le evitó el ostracismo social y le permitió conservar a sus vecinas/amigas que habían sido más listas que ella. Otros han tenido que acudir a los juzgados.

Eso ocurrió hace unos años. El sábado publicamos que una sentencia ampara (demasiado tarde) a dos padres que no se conformaron cuando creyeron que sus hijos habían quedado fuera arbitrariamente del comedor escolar del colegio Concepción Arenal. Reclamaron en Educación, examinaron los expedientes y vieron que los padres de otros niños admitidos tampoco habían aportado la documentación que, una vez rechazados sus hijos, les dijeron que faltaba. Pero tampoco hizo nada la administración, y el fallo judicial, del 16 de mayo, puede que ni restituya a estos chavales unos días de uso del comedor escolar. Parece poca cosa, ¿verdad? Pero dos familias han visto alterada su vida todo un curso escolar aunque el derecho les asistía, y ni el colegio ni Educación han resuelto el problema. H