Córdoba le profesa verdadera devoción, auténtica veneración desde su llegada hace 400 años procedente de México. Realizado por los tarascos y elaborado en cañaheja, hablo del Cristo de Gracia. Con motivo de este aniversario la Asociación Literaria Hasday ha organizado un simposio para estudiar la historia de dicho Cristo. Se han desarrollado ponencias, mesas redondas, donde hemos conocido muchos detalles curiosos, siendo el eje vertebrador el análisis pormenorizado de la magnífica conferencia que pronunció Don Antonio Gil Moreno con este motivo. Allí nos reunimos un grupo de fervorosos oyentes, necesitados de su palabra que es una férrea arquitectura. Don Antonio vació su corazón desentrañando del andamiaje de la esperanza, guardada en los bolsillos de la memoria, impresa en la caja fuerte del alma. Su intervención fue original, intensa, irrepetible. El encuentro fue memorable, avalado por la gran sensibilidad que le caracteriza. El silencio se adueñó del auditorio, se creó un clima de fascinación, idílico refugio donde las musas acuden y atrapados por la magia nos dispusimos a escuchar pasajes rescatados de la noche de los tiempos. El sacerdote posee una amplia riqueza de vocabulario que trabaja con la precisión de un orfebre. Textos sin revestimientos, forjados con la intención de alcanzar la perfección. Nos hizo partícipes y nos leyó un interesante decálogo, compuesto de diez apartados, Y allí, envueltos en el magnetismo del momento, pudimos percibir como la sed crepitaba en el deshabitado y diluido borde de la sombra de cada letra allí enunciada...

<b>Pilar Redondo</b>

Córdoba