La despedida de Fran iba a ser la leche. Fin de semana en la playita. Disfraces para putear un poquillo al novio, uno de torero y otro de Bob Esponja que tenía pinta de pegar tela de calor. Catorce. Catorce más Fran.

A David no le hacía mucha gracia lo de las camisetas. Él era de dar el cante lo justito, pero a ver quién era el guapo que se lo decía a Loren con el curro que se había pegado. Así que no tuvo más remedio que ponerse la prenda conmemorativa del evento al salir del piso. Todo el mundo había llegado ya. Alicia lo había llamado, cuidadín con la resaca, mañana hablamos, yo a ti también. Primeras cervezas en una terraza, cánticos, el novio con un sombrero-condón en la cabeza, una de las camareras espectacular, madre mía, vete despidiendo de lo bueno, Fran, risa grupal, más cervezas, más cánticos...

Antes de que el grupo abandonara el local, David entró para ir al servicio. La camarera espectacular lo paró. Yo te conozco a ti. Desconcierto del muchacho plantado ante el monumento, ¿a mí? Sonrisa de la muchacha, yo estaba en el instituto contigo. David intentó en vano ponerle nombre y apellidos a esa cara que parecía sacada de una revista. Gema. Soy Gema Blanco... me llamabais la Quesito. Imposible. David pensó que era materialmente imposible que ese ángel de Women’ Secret bajado del cielo fuera la Quesito, la misma Quesito de su recuerdo, la vaca que ríe, la gorda de la que se cachondeaban por los pasillos, muuuuuuuu, la gorda que no se inmutaba por muchas cosas que le dijeran. Le dio vergüenza. Una conversación deshilvanada, aquí de despedida de soltero, ya ves, un hasta luego raramente esperanzador en mitad del jaleo, a ver si nos vemos luego, yo salgo a las diez...

Se la encuentra ya tarde. Un pub con mucha gente. Música a volumen ensordecedor. Te invito a un cigarro. David la sigue un poco perjudicado. Charlan sentados en un portal. Los de la despedida se han ido. El novio iba de torero. Gema se ríe echando la cabeza hacia atrás. Gema se le arrima. Hay un beso. Él le dice que si le apetece tomar algo en el piso, cerca del Mercadona. Llama a Loren y consigue la llave rápido. Son las tres. No hay problema. El grupo tiene cuerda para rato. Hay más besos. Gema se levanta sigilosamente de la cama al filo del amanecer. Oye la vibración de un móvil en el suelo, el móvil de David junto a su camiseta. Un nombre en la pantalla: Loren. Gema rechaza la llamada instintivamente y aprovecha la oportunidad de curiosear. Un mensaje de Alicia a las 0:46. «Me voy a la cama, peque. ¿Cómo va la noche?». La novia. Fijo. Es la novia. Gema esboza una sonrisa y teclea una respuesta haciéndose pasar por David, el tío más borde de la clase: «Cuando vuelva, tengo que contarte una cosa que no te va a gustar». Luego, la Quesito cierra muy despacio la puerta del piso y sale del instituto para siempre.

* Profesor