El obispo de la Diócesis, Demetrio Fernández, presidió ayer la solemne Eucaristía, concelebrada con los miembros del cabildo, en la festividad de la Dedicación de la Catedral, evocando así la primera ceremonia que convirtió a este templo en el corazón de la diócesis. En su homilía, el prelado ofreció tres hermosos mensajes: primero, «celebramos con gozo inmenso la dedicación de esta iglesia y nuestra pertenencia a ella, a la que nos incorporamos por el bautismo». El prelado utilizó la imagen de la esposa, como la más adecuada y la de más intensa unción: «La Iglesia es la esposa de Cristo». La Iglesia es signo visible de la gracia invisible otorgada por Dios a los hombres mediante la palabra y obra de Jesucristo, que se prolonga en la historia por la acción interior del Espiritu Santo en las conciencias y por la acción exterior del apóstol que propone el evangelio y celebra aquellos ritos sagrados que rememoran, actualizan y comunican la acción salvadora de Cristo redentor. El segundo mensaje, lo centró el obispo en la esencia de nuestros templos, más allá de su belleza arquitectónica: la Iglesia es la casa que Dios se ha creado en el mundo por la encarnación histórica en la acción exterior de Jesucristo y por la acción interior del Espiritu Santo. En palabras del Concilio Vaticano II: «La Iglesia es en Cristo como un sacramento o el signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano». En el tercer mensaje, Demetrio Fernández desarrolló los tres hermosos destellos de la catedral de Córdoba: «el culto, la cultura y la caridad». Abogó por «un culto que se desarrolle más y mejor», ofreciendo «nuevas iniciativas»; por una cultura que brota de la misma esencia del cristianismo: el cristianismo es religión de encarnación y, no solo pero también por eso, es religión de cultura, derivada de lo que se nos entrega, gestada desde la fe y orientada a la fe; por una caridad que canalice nuestro amor hacia el prójimo más necesitado. Por ultimo, el obispo afirmó que «esta catedral permanecerá siempre, como Iglesia madre de nuestra diócesis, si nosotros estamos dispuestos a defenderla y a morir por ella».

* Sacerdote y periodista