Se han iniciado ya para muchas personas las vacaciones. Bienvenidas sean. El descanso es necesario para el cuerpo y para el espíritu: recuperamos fuerzas, descubrimos paisajes, acrecentamos la unión familiar, buscamos esos lugares cargados de historia o, tal vez, de vivencias personales. Casi a vuela pluma, quisiera ofrecer este decálogo, con aire de urgencia para el verano y el tiempo de vacaciones. Primero, considera cada amanecer un momento maravilloso, ya que siempre nos trae un cierto aire de creatividad. Un buen amigo anotaba en su agenda, con los primeros rayos de sol, estas palabras: «Ahora comienzo». Cada jornada era para él un «comenzar de nuevo». Segundo, planifica tus días, dedicando unos minutos a la oración, a la lectura reposada, ya que vivir es saber dar la justa relevancia al cambio de las situaciones, incluso empujar en algún caso para que se dé el cambio. Tercero, busca lo esencial, toma nota de lo más importante. Se cuenta que Sócrates iba a menudo al mercado de Atenas y a quien le preguntaba la razón de tanto interés, pues nunca compraba nada, le respondía: «Veo todas las cosas que no necesito y de las que se puede prescindir en la vida». Cuarto, entrégate más a la familia: dedícale espacios y tiempo, tan necesarios para conocerse más, dialogar mejor, estrechar los lazos de la unidad. Quinto, en las visitas a los lugares conocidos, no te dejes invadir por la nostalgia. La nostalgia del pasado nos hace mirar atrás con melancolía, como le sucedió a la mujer de Lot, que se dio la vuelta para mirar el tiempo y el lugar perdidos para siempre. Con lo que nos convertimos en personas del lamento permanente, conservadoras, quejumbrosas, deprimidas, convencidos de que la edad de oro queda a nuestras espaldas. Sexto, busca algunos ratos de retiro, para la reflexión personal. Es importante «comprender esta hora», como decía Jesús a sus oyentes, para captar el instante en el que Dios nos coloca continuamente, a la espera del instante único, perfecto y definitivo de la eternidad. Séptimo, proyecta tu futuro: nuevos planes, nuevos caminos, nuevos pasos a seguir; pasa haciendo el bien, siguiendo el consejo de Benedicto XVI: «Sed como fermento en el mundo, mostrándoos cristianos presentes, emprendedores y coherentes». Octavo, cultiva tus aficiones; el mundo entero está a nuestro alcance. Noveno, busca ser feliz, descubriendo su secreto: «Felicidad no es hacer lo que uno quiere, sino amar lo que uno hace». Décimo, ríe derramando alegría a tu alrededor. Está claro que en un mundo sombrío y huraño, la sonrisa radiante puede abrir una rendija de serenidad y simpatía. El verano será siempre una magnífica oportunidad para el descanso, para llenar vacíos y enriquecer espacios personales.

* Sacerdote y periodista