Se alzó el telón de la cuaresma con la imposición de la ceniza, «convertíos y creed en el evangelio», se nos decía, y se iniciaba así el camino de cuarenta días hacia la meta esplendorosa de la resurrección. No es tiempo de tristeza porque el final de este camino es un estallido de alegría. El novelista Ignacio Agustí tituló su serie narrativa La ceniza fue árbol. Es cierto, en el orden natural primero es el árbol y luego la ceniza, pero en la celebración que hace la Iglesia, comenzamos imponiendo la ceniza y acabamos adorando el árbol de la cruz. La ceniza, en la Biblia, era signo de duelo y de dolor. Progresivamente fue signo de penitencia, de esperanza en la misericordia de Dios. Hoy, el gesto de marcar la frente con la ceniza recuerda a los creyentes su propia debilidad pero también la necesidad de convertirse para poder acoger a Jesucristo y su evangelio con un corazón nuevo. Podríamos colocar este decálogo cuaresmal: primero, sonríe por dentro y por fuera; en algunas comunidades religiosas dicen al imponer la ceniza: «Acuérdate de que eres fiesta y de que en fiesta te has de convertir»; segundo, vive la cuaresma como un nuevo comienzo que nos lleva a un destino seguro: la victoria sobre la muerte; tercero, recuerda «la necesidad de volver al corazón de Dios», como dice el Papa Francisco; cuarto, busca un nuevo estilo de vida en el ambiente laicista que vivimos; quinto, busca el bien, aunque resulte incómodo y dificultoso; sexto, sal de la autosuficiencia, descubre y acepta tu propia indigencia y necesidad de los otros y de Dios, de su perdón, de su amistad y de su amor; séptimo, proyecta tu conversión personal hacia la práctica de un amor activo y concreto con cada ser humano; octavo, si en el centro de nuestras vidas está Dios, «tenemos que saberlo descubrir sobre todo en el rostro de aquellos con los que Él mismo ha querido identificarse: los pobres, los hambrientos, los enfermos, los que sufren, los crucificados de hoy»; noveno, no te dejes arrastrar por el feroz materialismo de hoy; décimo, vence las tentaciones: no expulses a Dios, no cierres la puerta a los hermanos.

* Sacerdote y periodista