Deber significa estar obligado o atado a algo. También se refiere a hacer que alguien haga algo, utilizando la autoridad o la fuerza. Y por último ‘deber’ es un estado o hecho de deberle algo a otro a cambio de cosas o servicios recibidos.

En torno a los deberes en cuestión encontramos que el estudiante recibe usualmente los deberes del profesor que se los pone. Por otro lado, vemos que los estudiantes se sienten obligados a corresponder por el esfuerzo que sus padres realizan al invertir por su formación. Mientras que el profesor tiene también cierto deber por la formación o el cargo que desempeña dentro de un Ministerio con la idea de instruir y crear en definitiva ese futuro de chavales que mañana serán el presente.

Alrededor de esas primeras obligaciones se desenvuelven todo tipo de dificultades y dudas como la que aquí planteamos con el ánimo de sacar alguna conclusión.

Pero principal y originalmente el deber de un estudiante va muy ligado a lo que realmente es un estudiante; por tanto sería interesante aclarar lo que significa «estudiante». Un estudiante ante todo es un observador con la intención de averiguar más acerca de ello, lo observado, con la intención de lograr hacer cosas con ello, o sea, sacarle una utilidad a lo estudiado.

Opino que no debería haber deberes tal como existen hoy en día, puesto que creo recargan al alumno en exceso.

La razón de ello va en consonancia a la estela o rastro que va dejando un estudiante en la medida que va avanzando de curso y de edad. Un estudiante se va degradando o apartando más del estudio en la medida que va avanzando, y en esta proporción los deberes aumentan y cada vez son más pesados y el estudiante más lento, provocando una cierta robotización o desmotivación por parte de él llegando a coger el generalizado hábito de estudios que es el memorizar y estudiar para sacar nota sin más.

Hoy en día el 33% de los estudiantes repiten algún curso o abandonan la escuela. Al acabar la ESO, no tienen un nivel suficiente de lectura como para poder comprender los textos de su propio nivel.

Aun así, si llegan a la Universidad, nos encontramos que al terminar el 80% declara que no se siente capacitado para ejercer en la profesión que ha estudiado. Tú mismo puedes salir a la calle y preguntar que estudiaste dentro del sistema educativo y a que te dedicas. La triste estadística que encontramos, es que de 100 estudiantes que inician la primaria, 15 acaban una carrera profesional y de ellos 5 prosperan en su profesión. Por cierto, la profesión con más bajas laborales, con un 61%, es la de maestro.

El jefe de Recursos Humanos de Google es tajante: «El expediente académico no sirve para nada. La proporción de trabajadores de Google sin título universitario no para de crecer. Las razones que han llevado a Google a dejar de valorar el expediente académico como criterio de contratación tienen que ver con la desconexión existente entre lo que se enseña en la universidad y el trabajo que se realiza en la compañía».

Después de 33 años he observado que el estudiante comienza a perder su identidad como estudiante a temprana edad, más concretamente en los primeros años donde aprende a leer. Lo dicho es avalado por la IEA : «Los escolares españoles leen peor al terminar la ESO que a la mitad de la misma». ¿Cómo es posible que un estudiante sea peor estudiante en la medida que avanza en el estudio?

Aquí demuestro que los deberes son acumulados año tras año. Un niño que no es habilidoso en el manejo de las palabras, que es la vía por la cual se transmiten las ideas, se encuentra en muchas ocasiones en confusión con lo que lee o escucha. He observado que el manejo del diccionario, en donde encontramos la comprensión de lo que cada palabra quiere decir, es una rareza, una dificultad e incluso algo muy lento, sobre todo cuando uno va siendo más mayor.

Recuerdo el multitudinario seminario que di a un centenar de chavales de 4º ESO que a la mayoría les habían dejado de interesar los estudios hacia 5º de Primaria y a partir de ahí acumulaban más y más obligaciones y deberes.

Ahora bien, si obligamos a la fuerza a que el estudiante haga los deberes o cumpla con sus obligaciones sin corregir lo anterior o más aún sin que él mismo sepa cómo estudiar podemos encontrarnos con la triste estadística, que nos atañe, como que anualmente se suicidan más de 600 chavales por motivos escolares. ¿Y cuántos pensaron suicidarse? …

Recientemente en otro colegio realicé una encuesta y sus resultados reflejaban claramente que el estudiante no sabía cómo estudiar. No se les enseña realmente a cómo estudiar. Esto es el pan de cada día, lo veo a diario… subrayar, hacer esquemas, resúmenes, repetir como un loro, posicionarte en la habitación, etc… son pamplinas. Hay que aprender cómo leer, y esto viene mucho antes.

* Escritor y conferenciante