Nunca me produce buena impresión quien para excusarse de su falta de diligencia, control y responsabilidad alega el descuido o negligencia de otro, como si eso le eximiera de su compromiso, cumplimiento o competencia. Es necesario cuando concurren distintas responsabilidades y culpas dar las explicaciones oportunas, veraces y completas, al respetable. Y digo al respetable, porque es incomprensible que se juegue, como se ha hecho, con los aficionados en Priego de Córdoba, como consecuencia de la suspensión irregular de la corrida de toros enmarcada en la Feria Real del pasado 2 de septiembre. Corrida promocionada por el Ayuntamiento de Priego, colaborando también en su organización con la empresa De la Pleita a la Seda SL, con toros de la ganadería de D. Francisco Galache para los espadas Antonio Ferrera, José Garrido y Ginés Marín. Resulta que se le dice al aficionado que se suspende por la aportación de sendos certificados médicos de dos de los espadas, que impiden se celebre la corrida, a pesar de que uno de los matadores manifestó enfrentarse en solitario a los 6 toros. No se indica cuál es el motivo de salud de aquellos, ni se exhibe para completa información del personal los certificados médicos, que parecen eran de fecha anterior al mimo día del festejo y de otra localidad (Badajoz). Llama la atención, cuando sabemos que los matadores están hechos de otra pasta y reaparecen casi al día siguiente de una sobrecogedora cogida, pero en este caso nada tenía que ver con cogidas anteriores ignorándose qué problemas de salud padecían esos jóvenes espadas. Pero la gente no es tonta, y, como sospechaba, poco a poco se va enterando de que lo que realmente ocurrió es que no estaban vendidas las entradas que especulativamente consideraban los organizadores del evento, en el que colaboraba el Consistorio local. Es obligación de éste acreditar que la autoridad del festejo taurino, con nombre y apellidos, consideró que los certificados médicos aportados por los diestros eran veraces, auténticos y coincidentes con la realidad de su enfermedad o indisposición al tiempo de celebrarse la corrida, para tomar la decisión de suspensión del festejo, pues si no se ajustaran a la realidad estaría incurriendo en prevaricación. También deben dar explicaciones los propios diestros y sus representantes, el ganadero, la empresa organizadora, pero sobre todo el Ayuntamiento de Priego en cuanto colaborador y patrocinador del festejo cancelado.

No puede ser que una administración pública intervenga en un negocio especulativamente, sobre todo en las fiestas de la localidad, permita la cancelación de un festejo contratado de forma injustificada incumpliendo con el Reglamento Taurino, y además no defienda la reclamación de la compra de localidades de los afectados que se sienten engañados; con la taquilla cerrada sin nuevo aviso ni información. Tiene que dar explicaciones, no puede excusar su falta de vigilancia, control y diligencia en la irresponsabilidad de otros. Se daña al aficionado, pero el gran perjudicado es el propio vecino de Priego.

* Abogada