Al final, en la vida, lo que no hagas tú mismo otros lo van a hacer en tu lugar, y si ese algo se refiere a ti, a tus circunstancias, a tu historia, es triste, desesperante y frustrante tener que dejar en manos ajenas lo que tú no has sido capaz de efectuar. Leo en estos días que Scorsese prepara una serie televisiva sobre Hernán Cortés, proyecto que quizás se adelante a otro ya más o menos en marcha de Spielberg de llevar al cine la figura del conquistador español. Imaginamos cuál va a ser el resultado de tan espectacular iniciativa en manos de los tradicionales rivales de España, el mundo anglosajón, aunque éste se encuentre tamizado por el genio de origen judío, Spielberg, o el de origen italiano, Scorsese. Ya tuvimos bastante con aquella 1492, la conquista del paraíso , de Ridley Scott, por la cual san Ridley --uno de los mejores-- fue vapuleado a modo; no digo yo que haya que ensalzar a nuestros carniceros y genocidas patrios, no, no es eso, pero tampoco es lícito juzgar con la moral y los ojos del siglo XXI la realidad del siglo XV y siguientes: es un error de bulto. Y si encima entregas el cuello de nuestras figuras históricas al cuchillo de extranjeros, fundamentalmente anglosajones, ya te puedes imaginar cómo vamos a quedar otra vez. Por eso es necesario --y lo hemos dicho muchas veces-- apoyar, subvencionar, promover, industrializar un cine (histórico y no histórico) español que sepa divulgar, sea como Hollywood o como Bollywood, la cultura y el modo de ser de uno de los países que más he tenido que decir (y que ha dicho) en el mundo. La cultura, como la ciencia, nunca es un gasto, es una inversión.

* Profesor