Es lógico pensar que, desde un punto de vista ético y del interés nacional, los recientes escándalos de corrupción en el PP hayan creado una alarma social y que el presidente, señor Rajoy, deba dar explicaciones. Sin embargo, en la reciente conferencia de prensa tras la cumbre de Bruselas del G27, a la pregunta de un periodista al presidente Rajoy de si creía que estos escándalos de corrupción de su partido pudieran afectar a la gobernabilidad, el presidente dio una larga cambiada y respondió con repetidos datos macroeconómicos. España va bien. Y los jueces actúan y da por hecho que, quien lo hace, la paga. No se asume ninguna responsabilidad política.

Esperanza Aguirre dimitió sin estar imputada en ningún delito porque, según confesó entre lágrimas, «no vigiló como debía» y sus más íntimos colaboradores le salieron «ranas». ¿Debería Rajoy dimitir por todas las «ranas» que han salido de un partido en el que lleva 37 años ocupando los más altos cargos? Los representantes parlamentario de la mayoría de los españoles opinan que sí, pero no unen sus fuerzas para conseguirlo. Así es que la gente escucha el croar de las ranas en la charca de nuestras instituciones y hay un revuelo de zancudas en el Parlamento sin que ninguna se decida a meter el pico y acabar el concierto que ensordece nuestra democracia.

Miren, si no. Cuando a Podemos se le ha ocurrido la idea de presentar una moción de censura al PP, los partidos con más escaños para ganarla se han desmarcado y le han dejado solo. Ciudadanos porque pesca en el mismo caladero del PP y luego suman y sigue la derecha, y el PSOE porque no está en condiciones de comerse semejante «batracio» hasta que no termine su autofagia. Al PNV no hay que preguntarle, ya que va a su bola y, muy pragmático y nada solidario con el resto de «naciones», si Rajoy le suelta pasta, pues ¡Gora Rajoy! El castigo a la corrupción se olvida, los presupuestos están asegurados, y Rajoy seguirá dedicado a vender la «estabilidad» y a esperar que no le crezcan los renacuajos, mientras desde su partido se califica de «circo», de «brindis al sol» y de «hacer el ridículo» la proposición de Podemos.

La pregunta es: ¿Sabía Podemos que no contaría con los otros partidos mayoritarios para la moción de censura? Si tal fuera el caso, se le pudiera calificar de «circo» y, si cayó en la ingenuidad de pensar que la corrupción era motivo suficiente para que estos partidos pusieran la regeneración democrática por encima de sus intereses partidistas y estrategias electorales, estarían efectivamente haciendo un «brindis al sol». Pero hay algo peor: si no se va más allá y no formaliza la moción de censura, entonces haría el ridículo y empezaría a cavar su propia fosa, que si lo españoles, según afirmó Miguel de Cervantes en el siglo XVII, somos «muy amigos de lo ajeno», ha llovido mucho desde entonces y proliferado las «ranas» en demasía.

* Comentarista político