El nacionalismo ya se puede travestir o maquillar como quiera que, por mucho camuflaje con el que intente distraer, terminará siendo el cáncer que corroe la democracia. Cuando se radicaliza sus líderes son dogmáticos, racistas y sectarios, y acaban adoptando las despóticas actitudes del tirano y los métodos del mafioso, conformando unos seguidores, conjuntados y asentados dentro de un territorio, cuyos límites hasta cabe que sean indefinidos, principalmente burgueses, y una adocenada clase media, aunque actualmente no se excluye de entre ella a la derecha más extrema y a la izquierda, tanto la claque como la intransigente, que no pocas veces les hace el trabajo sucio a unas elites que, creyéndose adalides de una raza superior, se consideran por encima de todos los demás grupos humanos, con rasgos distinguidos, perfectos o muy perfectibles, genéticamente distintos, con una piel y un cerebro diferentes, mucho más inteligente, y por tanto, por divinizado derecho, preparadas, a tenor de su narcisista supremacía, en disposición, para dirigir los designios y la vida de todos los demás, súbditos sumisos, que no ciudadanos y en paridad libres e iguales.

Sin embargo, hoy día, esta singular hueste humana realmente no es más que informe grey abducida, gentes que, al hilo de su intemporal radicalidad social, desafortunadamente para la existencia pacífica de un régimen democrático, pueden llegar a ser, llevados por su fobia, hasta peligrosos delincuentes. Y dentro de una nación, y para salvaguardar sus privilegios, preponderancia y ansias de dominación, propensos al golpe de Estado, en determinadas circunstancias.

En el mundo occidental, principalmente en Europa, hallaron su justificación después de la hecatombe napoleónica cuando se barrieron muchas de las monarquías absolutas y centralistas transformándose el mapa del Viejo Continente, e incluso, tiempo antes, durante las centurias bajomedievales, como reacción a la ruina de los regímenes feudales, emergiendo entonces los nacionalismos robustecidos tras las revoluciones burguesas del siglo XIX.

* Licenciado en Derecho. Doctor Ingeniero Agrónomo