Coreaban frente a la Casa Rosada los manifestantes argentinos tras la derrota en las islas Malvinas que provocó a su vez la derrota de la dictadura militar: «los milicos argentinos no valen para la paz, no valen para la guerra, no valen para una mierda». Y es que cuando el poder no sirve para lo que se supone que debe servir, y encima cuando tampoco sirve para las cosas que él mismo se arroga, el contribuyente se pregunta para qué paga, para qué contribuye, y, claro, entonces canta, y corea. No sé cuánto tiempo falta aquí para que haya manifestantes que frente a la Moncloa coreen eslóganes tan bien rimados como el de los argentinos aunque con distinto sujeto gramatical. Creo que estamos a las menos cinco de que alguno empiece a corear lo mismo pero de los políticos, de los intelectuales, de algunos jueces y catedráticos, de los poderes que todos pagamos. El ejemplo último de la inutilidad, la bastardía, el tejemaneje, la componenda y el autoencubrimiento (perro no come perro) aún está tibio en Cataluña. Ya no es que Jordi Pujol padre aún no haya dormido en catre carcelario, ni su esposa ni la mayoría de sus retoños, es que los que sí conocen ya las celdas confortables que se han construido para sí los políticos, harán campaña desde el exilio, desde la trena, desde el me desdigo hasta la próxima, desde la indecencia, porque los tahúres son los que redactan las reglas del juego. Así, entretenidos con sus componendas infames, sus federalismos oportunistas, sus repúblicas partidarias y parciales, sus cupos vascos y navarros, sus reformas constitucionales siempre ventajosas para los mismos, no tienen que preocuparse de los problemas reales: el imparable vuelo de muerte y vejación contra las mujeres (velitas de buena voluntad van y velitas vienen pero los procesos, la prevención y las penas siguen siendo de risa), del desarraigo en comarcas destinadas a desaparecer sin una miserable reconversión que funcione, de una educación hiperburocratizada que son incapaces de consensuar, de unas pensiones del pan para y hoy y luego ya veremos, de una sanidad que se tambalea. Coreaban allá unas cosas, corearemos aquí otras.

* Profesor @ADiazVillasenor