En lo que resta de febrero, y hasta finales de marzo, habrá concentraciones masivas en las calles de la ciudad --se celebró el Carnaval, llega la Semana Santa--, contra lo que no tengo nada que objetar, hay un tiempo y gente para cada cosa. Pero quiero destacar otro tipo de movilizaciones, reivindicaciones, esperemos masivas como las festivas, de carácter social, que de alguna manera nos afectan a la vida de todas las personas, especialmente a los cordobeses por el lugar que ocupamos como ciudad con más paro y precariedad del país, con toda la carga de dramatismo que ello conlleva, afectando a miles de familias que sufren las consecuencias de unas políticas insolidarias e injustas; por eso no pueden pasar inadvertidas, y nos deberíamos implicar, si realmente nos preocupa el futuro inmediato como el de nuestros hijos, en las convocatorias puestas en marcha para culminar en tres grandes momentos que tendrán lugar en fechas muy concretas, que son:

- 28 de febrero. Marcha por el Día de Andalucía

- 8 de marzo. Día de la Mujer Trabajadora

- 24 de marzo. Marchas por la Dignidad

Y que han tenido su prólogo el pasado sábado 10 en concentraciones en toda España por la derogación de la reforma laboral, en su sexto aniversario de implantación con las consiguientes duras consecuencias para la clase trabajadora, despojada de derechos y con sueldos miserables, más del 50% de parados sin prestación, pérdida de poder adquisitivo de pensionistas, etc. Ahondando en la brecha salarial y aumentando de forma escandalosa la desigualdad a cotas jamás alcanzadas.

Si bien cada fecha tiene su propia historia y reivindicación central particular, dado el punto de degradación y precariedad al que hemos llegado en todos los sectores, y la desfachatez de los agentes económicos y políticos para hacer sus negocios a costa de la clase trabajadora, capas sociales más bajas, hay una convergencia común en todas ellas, en la que los colectivos y movimientos sociales nos hemos puesto de acuerdo, e ir todos a una, bajo unas reivindicaciones conjuntas, que son transversales, afectando a todas las personas y que podemos resumir en:

- Nadie por debajo del umbral de la pobreza. Renta básica ya. Cumplimiento de la Carta Social Europea.

- Empleos dignos. No a las reformas laborales. Basta de precariedad.

-Vivienda para todas las personas. Ni gente sin casas, ni casas sin gente. Alquileres sociales.

-Pensiones dignas para todos los jubilados. Subidas decentes. Ninguna persona mayor sin su pensión.

-Sanidad y educación públicas. Nuestros servicios públicos no se venden, se defienden.

Por mucho que intenten ignorar el susurro latente en la sociedad, ocultando la realidad, más pronto que tarde, la gente, la calle será un clamor, un escenario de queja. Pero para ello tenemos que aportar, participar, perder el miedo, mostrar la verdad y conquistar el derecho que tenemos, la dignidad, un mundo que nos pertenece, y que queremos y debemos cuidar entre todos de manera razonable, sostenible y equitativa. «Nos quitaron tanto, que también nos quitaron el miedo».

Estas son las citas ineludibles que nos esperan y estamos construyendo: 28 de febrero, de marzo y 24 de marzo, son días de lucha bajo el lema Marcha por lo básico, contra el paro y la precariedad (enmarchaporlobasico.es).

Quiero terminar recordando algo que escribía hace algunos años el filósofo italiano Luigi Ferrajoli y que tiene más vigencia que nunca: «La Renta Básica es deseable desde un punto de vista ético, socialmente necesaria y urgente, políticamente posible, y económicamente sostenible».

* Miembro de la Plataforma por la Renta Básica Universal (RBU) de Córdoba