Llevo observando desde hace meses nuestra preciosa ciudad cada vez más sucia. Por cualquier zona que uno pase, ya sea del centro, de la sierra, de los barrios de Mirabueno, Ciudad Jardín, la Fuensanta o Guadalquivir, sucio todo. Precisamente el otro día fui a la estación de trenes y autobuses y quedé impactada de la porquería que encontré: papeles, restos de comida, excrementos de perros... me dio asco. Y pensé que esa era la primera impresión que se lleva el viajero o turista que llega a nuestra ciudad. No sólo me percato yo de esta situación, muchos cordobeses ya lo están denunciando en redes sociales, es tema de conversación en cualquier reunión, y, como alguno dice, «la suciedad nos come». Mucha responsabilidad la tenemos los ciudadanos que también ensuciamos, no hay más que ver la cantidad de servilletas de papel que hay en el suelo de los veladores en las terrazas, o las miles de manchas negras de chicles en el suelo en zonas cuyo pavimento es relativamente nuevo. Pero cualquiera se encara con alguien que tira, no ya la colilla sino el paquete de tabaco vacío al suelo, y cuando se le dice disimuladamente «se le ha caído el paquete de cigarros», te contesta airadamente «no se me ha caído, se me ha terminado». Está claro que hay conductas incívicas que debieran corregirse con campañas de sensibilización de nuestros gobernantes, como se hace con el reciclaje, con la recogida de excrementos, porque dichas actitudes antiurbanas y antisociales de algunos no sólo perjudican al resto de ciudadanos sino que dañan seriamente la imagen de nuestra ciudad. Y también debiera nuestro Ayuntamiento gestionar mejor el servicio de limpieza y recogida de basuras, que ninguna objeción puedo poner al trabajador de Sadeco en un trabajo tan ingrato por la suciedad, malos olores, etc... pero entiendo que es necesaria una mejor gestión de los recursos por quien corresponda y sea responsable, pues por ejemplo no se comprende que a éstas alturas todavía haya miles de naranjas podridas por el suelo, ensuciando, y aún no hayan sido retiradas; o no se haya pensado que para evitar esa situación se hubiera gestionado con alguna entidad la recogida de las mismas, directamente del árbol para venderlas, proporcionar alimento a necesitados o sacar cualquier otro rendimiento o beneficio, pero no, todo por el suelo, sucio, asqueroso.

Es muy importante para el turismo de Córdoba que abran los museos y monumentos los días de fiesta, que se organicen actos culturales de todo tipo, etc... pero mucho más importante para la imagen de nuestra ciudad y para el disfrute de nosotros mismos es tener una Córdoba limpia, en la que todos contribuyamos a ello pero en la que el Ayuntamiento debe tomar cartas en el asunto, responsabilizándose de la limpieza diaria evitando la mala impresión que ahora tiene nuestra ciudad. Por una Córdoba limpia, ¡Ya!

* Abogada