Y se fué con su dinero debajo del brazo para hacernos libres, como esa canción de Nino Bravo que tan acertadamente inundó el Arcangel en el primer partido de esta nueva era.

Ningun presidente del Córdoba CF ha ganado tanto, arriesgado tan poco e invertido nada en lo que de verdad importaba cuando lo tenía todo, un buen proyecto deportivo. Mientras que otros presidentes soñaron y gastaron lo indecible para llegar a Primera, él llegó de carambola y dilapidó lo que teníamos sin inmutarse. Dicen que lo que no se consigue con esfuerzo no se valora, pero además de eso yo digo que cuando debes elegir entre llenarte los bolsillos o invertir por afición y sentimiento a unos colores, la elección para este forastero ha sido palmaria y evidente.

Ahora toca mirar con entusiasmo hacia el futuro, sacudir las alfombras, ventilar las estancias, abrir los cajones y dejar que de nuevo la ilusión entre por las puertas e inunde nuestro club. Para eso hay que fomentar el sentimiento cordobesista con actos como el del pasado miércoles cuando se celebró la primera e histórica reunión del Consejo Consultivo que ya es una realidad y en la que se dieron cita veteranos, exfutbolistas, accionistas minoritarios, grupos de animación, colectivos, socios y las Peñas Cordobesistas, esas peñas que por fin vuelven a su casa, de donde nunca debieron salir.

El objetivo está claro para todos: lograr la estabilidad del Club y la permanencia en la categoría, con entusiasmo, dedicación y una gran energía positiva producto de la suma de cada pequeño grano de arena que cada uno de nosotros debe poner porque, además, estamos dispuestos a hacerlo.

El presidente actual, mi presidente, cuya página acaba de empezar a escribir, me consta que lo está haciendo con pulso decidido, letra clara y un gran esfuerzo y quienes hemos sido llamados a compartir con él este proyecto puedo asegurar que lo hacemos embargados por el entusiasmo para conseguir lo que todo el cordobesismo anhela. No regatearemos esfuerzos y espero que todos ustedes tampoco lo hagan... lo demás queda en manos de la mágica providencia que hace que el balón, finalmente, entre o no en la portería.

Gracias por el recibimiento de esta nueva etapa ... !y ahora vamos a la Romareda a por el siguiente! H

* Abogada