El partido de nuestra selección española en el Mundial contra Irán fue decepcionante, admitámoslo. Y lo fue, además, porque sabiendo las limitaciones que las mujeres sufren en ese país (no les está ni permitido ir a los estadios a ver fútbol) el 0-1 forzado y casi de milagro nos supo a algunas a muy poco, máxime teniendo en cuenta que antes de empezar el partido supimos que se había suspendido finalmente el acto previsto en Teherán para que por primera vez hombres y mujeres, juntos, pudieran ver retransmitido el partido en una pantalla en la plaza principal de Teherán. Y entonces dije ¡ojalá ganemos 0-12, como aquella mítica ocasión !... pero no fue así. Contra la decepción que provocó ya no el agónico resultado deportivo --¡que también!-- sino las noticias como esa que nos enfrentan al papel injusto y limitante que algunos países exhiben sin pudor de las --sus-- mujeres, algunos personas creemos que no hay nada como poner en marcha iniciativas y proyectos que por contra potencien y sitúen a las mujeres en un auténtico plano de igualdad, pues admitamos que al descender al terreno de la realidad son muchos los ejemplos que día a día nos hacen pensar que aún tenemos un largo camino por recorrer. Y el fútbol es uno de ellos. En Iran no nos dejan ni ver el fútbol, pero es que aquí cuando se piensa en fútbol, se piensa en una profesión de élite, esencialmente masculina, de éxito, con grandes sumas de dinero muchas veces como reclamo para los niños que sueñan llegar a ser estrellas del balón, olvidándonos de que a las niñas, a nuestras niñas, no les hemos dado ni la posibilidad de tener el mismo sueño que sus compañeros de juego. Mientras que niños y niñas no puedan soñar lo mismo, la igualdad seguirá siendo una quimera. Por eso, había una deuda pendiente y urgente que acometer en esta ciudad: que las niñas de Cordoba pudieran tener la posibilidad de jugar al fútbol con pasión, medios y absorbiendo los valores de un deporte tan noble y poder soñar con jugar algún día en el equipo de Primera División de su ciudad, igual que lo sueñan sus hermanos, o sus amigos. Ahora queda que algunos hiperactivos con enorme curiosidad por todo, entre los que me incluyo, lleven al Córdoba CF a Primera División, pero tanto al equipo masculino como al femenino, que ya es una realidad. Para ello, todos ustedes, las instituciones de Córdoba, el Ayuntamiento, la Diputación, nuestra Universidad, nuestros medios de comunicación y nuestros agentes sociales, las asociaciones, las empresas y toda la sociedad civil deben poner su granito de arena para que el sueño de esas niñas se haga realidad.

* Abogada