Hace unos días el diario Córdoba ha publicado una excelente página sobre las ayudas públicas que ha precisado la reestructuración del sistema financiero. La aridez del tema justifica quizás que apenas haya sido objeto de tertulias, comentarios ni mayor eco en la prensa, aunque resulta fácil observar en la infografía las cuantiosas pérdidas que ha supuesto el rescate bancario y las numerosas entidades de crédito que han recibido ayudas. Ni siquiera es necesario utilizar la calculadora del teléfono móvil porque el mismo diario lo da resuelto en la cabecera de página: las pérdidas por el rescate bancario se disparan ya a 42.664 millones de euros.

Es cierto que algunas ayudas son teóricamente a devolver en plazo de diez años con posibilidad de cinco más de prórroga, pero habrá que esperar hasta entonces. Otras, como acaba de suceder con Catalunya Caixa, son pérdidas ciertas por 11.437 millones de euros. Pero además en el rescate subyacen cajas de ahorros de Cataluña con ayudas que han recibido las entidades resultantes de su integración: Caixa Sabadell, Caixa Terrasa y Caixa Manlleu a través de Unnim.

Y revisando el cuadro, cabe preguntar: ¿y Cajasur? Sencillamente no aparece porque no ha supuesto ningún quebranto para el Estado ni, consecuentemente, para el contribuyente. El adquirente de la actual Cajasur no solo pagó al FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria) más de 800 millones de euros por Cajasur, sino que también mantiene su implantación y servicio en Córdoba como provincia originaria de la desaparecida caja de ahorros y su red de oficinas en toda Andalucía; haciendo empresa, que tanta falta nos hace, con tecnología avanzada, superando adversidades ajenas e integrada en un grupo bancario situado en los primeros puestos de solvencia económica del sistema financiero nacional.

* Jubilado