Cuando el profesorado inicia un curso escolar observa que se encuentra ante un grupo con cierta homogeneidad, pero al compartir con ellos varias horas semanales su percepción inicial varía al encontrarse con una gran diversidad o heterogeneidad. La diversidad es la expresión de las diferentes individualidades de sentir, pensar, convivir, etc, y que en educación proceden de las diferentes capacidades, motivaciones, intereses y entorno socio-cultural.

Partiendo de este principio de diversidad en las aulas, el profesorado tiene como objetivo básico la educación integral, procurando dar al alumnado un aprendizaje y cultura común, una formación para la participación democrática, una formación como ciudadanos responsables y críticos en condiciones de igualdad. La igualdad significa ofrecer a cada alumno según sus características y necesidades propias para tener un desarrollo óptimo de sus potencialidades.

Los centros educativos deben ser el espacio adecuado para el desarrollo pleno de las capacidades sin excluir, aminorando y compensando desigualdades.

Este binomio diversidad-igualdad provoca tres situaciones que preocupan al profesorado:

- La diversidad de capacidades e intereses dentro de un mismo curso.

- La diversidad socio-cultural.

- La diversidad en conductas sociales y hábitos de convivencia.

Conductas inapropiadas que suelen presentar algunos alumnos son:

- Interrumpir en clase.

- Indisciplina por amenaza o insulto al alumnado o profesorado.

- Violencia psicológica y/o física hacia el alumnado o profesorado.

Las causas que provocan dichas conductas podrían ser:

- Personales: el alumnado llega al proceso educativo con unas características concretas de intereses personales lejanos a lo académico, nivel escolar desfasado con su edad, problemas afectivos con un proceso de aprendizaje del entorno social.

- Del centro educativo, no encontrándose las mejores condiciones para una buena convivencia con un elevado número de alumnos por aula, masificación de los mismos, falta de recursos, humanos, para un tratamiento individual de dichas conductas.

- Socio-ambientales, la influencia que reciben nuestros alumnos en su entorno social y familiar que a veces no está basado en el respeto, el esfuerzo, la paz, etc.

Los aspectos ya indicados están provocando un deterioro del buen clima de nuestras aulas que en algunos casos se agrava.

El profesorado para desarrollar las múltiples y complejas funciones señaladas anteriormente necesita una relación de confianza con el alumnado que debe de ser permanente. La ruptura de dicha relación, como consecuencia de determinadas conductas y hábitos de convivencia de los alumnos, provoca una gran desolación. Igualmente el profesorado en todo el proceso educativo necesita la colaboración de los padres o tutores de sus alumnos y alumnas para adoptar las medidas adecuadas para el desarrollo integral de su hijo o hija. Hoy en día la formación del alumnado necesita de todos y de forma coordinada. "Educa al niño/a y evitarás castigar al adulto/a".

* Presidente de la Junta de Personal Docente no Universitario