Cuando en España conseguimos el reconocimiento de la especialidad de Farmacología Clínica, yo no sé si Jusef Oriol sabía más que yo; lo que sí sé es que, teniendo unos diez años menos, ya sabía todo lo que yo sabía. Del servicio hospitalario que le dieron hizo un referente para España y Europa. De familia adinerada, del mejor pedigrí catalán y de vasta cultura, parecía la reencarnación de Iñaki, el "chico de Bilbao": rubio, alto, deportista, matrículas y guapo, el sueño de las chicas (a los chicos nos comían la moral) y de los jesuitas, pues se deleitaban describiéndonoslo en los ejercicios espirituales para después acojonarnos: --Lo tenía todo, y aquella aciaga noche, en la cama, mal pensó, se tocó, se murió y se condenó.

Mi colega (no sé si tuvo tocamientos; pero sí sé que, por suerte, no se murió), a pesar de tanta fortuna, sufría lo indecible cuando le pitaban un penalti al equipo de sus sueños. Culé irredento, deliraba de entusiasmo cuando ganaba el Barça. --No entiendo -le dije- que siendo Ronaldo el mejor jugador del mundo os hayáis privado de él traspasándolo al Milán. --¿Cómo? ¿Que no lo entiendes? Me miró sorprendido, casi ofendido; más bien como con lástima, con compasión: --¿Es que tú no sabes las pelas que con esa operación hemos sacado? El catalán aplaude al que gana dinero, aunque a él le fastidien el espectáculo. Es manco y tiene cosidos los bolsillos -que diría mi padre-, pues cuando yo le pedía la propina los domingos replicaba: o tú tienes los bolsillos rotos o es que lo que con una mano coges, con la otra lo fulminas. Tampoco nos parecemos en que ellos tienen una galería de catalanes ilustres y nosotros colgamos a nuestro célebres en estatuas, sin que nadie sepa a quien representan. Hice una mini encuesta con un taxista, los compañeros de cole de mis hijos y un rumano. Nadie me supo decir quién era Séneca, solo uno se aproximó diciendo que era el dueño del Instituto que lleva su nombre. Con la misma pregunta, de vuelta a Cataluña, le pregunté a la señora Ferrusola y, sin dudar, me dijo: --Séneca es el rector de Córdoba, Amador Jover. O sea, que me mandó a la mierda. Mas no lo crea, ese es un ejemplo de la cultura y el fino humor, como el del humorista Eugenio, con el que, sin aspavientos, con exquisita elegancia, con un texto, sin gesto, te tronchabas. Y no nosotros, que nos arrastran las muecas y carcajadas groseras de Esteso, sin tener en cuenta el cuento que cuenta, que generalmente no tiene gracia. Aunque el andaluz tenga la fama, el catalán carda la lana.

Fue Karminka --mi mujer, licenciada en románicas-- la que me contagió el gusto por el idioma catalán. Desde entonces supe que era injusto que ellos fueran bilingües de nacimiento y nosotros casi analfabetos, trabucando las eses por las zetas, y viceversa. Ese placer nos lo deben. Y lo habríamos conseguido si en vez de a unos garrulos, hubiéramos tenido como presidentes a Ernest Lluch, Durán i Lleida o Miquel Roca; y no digamos si aún pudiéramos convencer a Albert Boadella.

A los catalanes no había que haberles cortado las alas, sino habérselas abierto a nuestra tierra. En vez de independentistas deberíamos haberles abducido, haberlos convertido en nuestros invasores y que hubieran inundado Almería con sus hilanderas; no es la catalanización de España de Unamuno, es la siembra de Cataluña en nuestra tierra; haberles regalado a sus honorables un chalet en Motril, como a Balduino, o como a Felipe, un pase pernocta en Doñana. Fue una frivolidad de Aznar suprimir el servicio militar (social). Era la única oportunidad de que un payés destinado hiciera suya la Mezquita de Córdoba, se enganchara al moriles o se enamorara de Medina Azahara.

Cada vez empatizo más con el catalán y me distancio más de mis paisanos. ¿Cómo es posible que Chaves y Griñán tengan la conciencia tranquila? Y lo atroz no es ya fanfarronear de que te ponían los cuernos, sino no enterarte de que lo hacían en tu propio colchón. El Sr. Pujol, en cambio, ha salido pidiendo perdón a su hermana, y se ha puesto de acuerdo con Artur Mas, diciéndole: --Quítame el chófer si quieres, pero a la doncella no me la toques, que a esa solo la toco yo; hablando se entiende la gente y no negando la evidencia.

Me tropecé en Hamburgo con un gentío que desfilaba entre grandes aplausos, con enormes banderas. Lander, lander --oía decir--. ¿Se puede concebir a un andaluz aplaudiendo a la senyera o a la ikurriña, si ese amor profundo ni por la andaluza se lo infundieron en la escuela? Hay que dar a cada comunidad el trato diferencial que merece, la uniformidad es plana, como el electroencefalograma de un muerto. Por eso, más que despersonalizar, deberían haber aplaudido las idiosincrasias. Más que negar la "consulta soberanista", deberán potenciarla. Eso sí, velando para que tenga derecho al voto Melilla que tiene el cinturón de castidad (concertinas) puesto para evitar que a ellos le lleguen los violadores de sus niñas ¿ Podrán los mossos, ellos solos, con el Estado Islámico?

* Catedrático emérito Medicina (UCO)