Hace ahora 17 años que Córdoba fue inscrita por la Unesco en el selecto club de las ciudades Patrimonio de la Humanidad, título que solo merecían por aquel entonces Avila, Cáceres, Cuenca, Salamanca, Santiago de Compostela, Segovia, Toledo, además de, lógicamente nuestra ciudad. El número se ha ido ampliando --ahora hay que sumar Alcalá de Henares, Ibiza/Eivissa, Mérida, San Cristóbal de la Laguna, Tarragona y Toledo-- pero el encanto de su patrimonio y la responsabilidad por mantenerlo sigue intacto.

Para festejar esta efemérides el Ayuntamiento de Córdoba ha creado el Premio Hernán Ruiz, destinado a reconocer "una dilatada trayectoria profesional o personal destacada en el ámbito de la conservación, restauración y difusión del patrimonio material o inmaterial" que en su primera edición ha recaído en la familia de Victoria Elena de Carrizosa y Patiño, marquesa del Mérito, por haber destinado durante tres generaciones esfuerzos, recursos económicos e ilusión en mantener desde 1912, fecha en que lo compraron, el Real Monasterio de San Jerónimo del Valparaíso, en aquel tiempo en ruinas.

Con este gesto el Ayuntamiento de Córdoba acierta en reconocer públicamente el mantenimiento del patrimonio histórico artístico de la ciudad --en este caso de manera y propiedad privada--, al tiempo que subraya que conservar la monumentalidad y el título de la Unesco es responsabilidad de todos, sea desde entidades públicas o desde el ámbito privado.