Ha llegado a Córdoba la exposición Memorables, insignes e intrépidas. 1870-1931, que se ha instalado en el Rectorado de la Universidad y que ayer inauguró la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, tras pasar un día ajetreado en el que minimizó su presencia pública con Pedro Sánchez en Sevilla. Allí estuvo, de buen talante pese a que los barones autonómicos andan escamados con eso de que sea el líder central el que quiera negociar el futuro marco de la financiación autonómica. Pedro Sánchez se comprometió a trabajar para que Andalucía obtenga «la mejor financiación de su historia», y dejo a ustedes la conclusión sobre cómo le habrá sentado a la señora presidenta eso de pensar que otro se apunte el tanto, en caso de éxito.

Pero volviendo a la visita a Córdoba, Susana Díaz atrasó la cita destinada a presentar el plan estratégico agrario y previamente recorrió una exposición que merece la pena visitar. Ya ha estado en otras ciudades, en otras sedes universitarias, y su contenido es tan sencillo como necesario: que conozcamos los primeros movimientos de lo que luego se llamó feminismo, a esas mujeres que a lo mejor empiezan a ser tenidas en cuenta en una Historia con mayúsculas en la que no figuran, y que, a finales del siglo XIX y principios del XX empezaron a reclamar derechos y a actuar por esos avances que ahora nos parecen naturales. A ellas se los debemos, y no podemos olvidar que, un siglo después, están aún por conquistar. Conozcámoslas.