Aunque con retraso respecto de otros países del entorno, hace tiempo que en España se quebró el modelo patriarcal y autoritario de familia donde cada miembro tenía asignada su función. El marido asumía el mantenimiento del hogar, la esposa cuidaba de los hijos y estos crecían sumisos a unos padres protectores. La evolución de las dinámicas sociales con el mayor y legítimo protagonismo de la mujer ha pulverizado los arcaicos esquemas hasta empezar a registrarse un creciente reparto igualitario de tareas entre hombres y mujeres en la familia. Y entre ellas el cuidado, cada vez más preponderante, de los hijos. Revela una investigación sociológica de carácter internacional que en los países occidentales los padres de esta segunda década del siglo XXI duplican el tiempo que comparten con sus hijos respecto al que les dedicaban sus propios progenitores hace medio siglo. En España, las mujeres destinan una hora y media diaria a la prole y los hombres en torno a tres cuartos de hora. Pero también aquí las estadísticas ocultan discriminación. La mayor conciliación con los hijos se registra en familias con un estatus medio-alto, siendo mucho menos visible en las de ingresos precarios. En la búsqueda de una mayor y deseable equidad social es donde las administraciones deben esforzarse para que, con planes de apoyo y reformas laborales, se estimule la atención a los menores también en los hogares menos favorecidos.