A veces la felicidad y la belleza las encuentras en una convocatoria de la agenda del periódico. Música: la Orquesta visita el entorno de la Calahorra, 22 horas. «Jonás, el banco pez» que Luis Celorio regaló a la ciudad, vive desde el 2014 la perspectiva de la historia local desde arriba, en la orilla que va desde el Puente Romano al de Miraflores, donde los jóvenes se sientan a mirar el móvil. En el sitio que antes ocupaba, casi a ras del río, ahora se levantan escenarios para que las noches de verano muestren su destreza en saber conjugar la belleza, la felicidad y la música en un paisaje que se puebla de fantasía, imaginación y a veces de demasiadas mariposas en torno a los músicos. La historia escribe la vida con ortografía adaptada a los años. La del Puente Romano hasta hace poco era de tubos de escape, gasolina, ruidos y coches. Ahora es una caligrafía de silencios y pasos que se ha confabulado con la música, como la de esos dos jóvenes que al comienzo del espacio entre la Puerta del Puente y la Calahorra puntean sus guitarras, siguiendo la conquista que de esta zona hizo la violinista Klara Gomboc; un grupo de cuatro solistas ensayan con guitarra y un «amenizador de eventos», como se autotitula, toca ese instrumento al tiempo que su voz quiere confirmar que puede ganarse la vida con la música. Al fondo, debajo de la Torre de la Calahorra, la Orquesta de Córdoba, «que viene a mi barrio», ensaya los instrumentos. En otro tiempo de la historia esta zona escribía por aquí, por la avenida de Fray Albino, detalles de la soledad de amores en venta, que se encontraban en las sombras. Ahora, que se cumplen 25 años de la Orquesta de Córdoba, la historia ha resucitado esta parte del Guadalquivir y ha invitado al maestro Marcello, a Haydn y a Mozart para que suenen la música que embellezca el mundo y lo haga más hermoso y humano. Una joven suena el oboe del concierto de Alessandro Marcelo y las aguas del Guadalquivir parece como si se estremecieran por no dar crédito a reconocer que este espacio, con la Orquesta en el escenario, la Mezquita al fondo y el Puente Romano sosteniendo el entorno, son la concreción de la belleza.