Actualmente y dadas las circunstancias económicas que hoy nos afectan, algunas sociedades de capital riesgo, potentes clanes familiares y grandes empresas multinacionales sobrevuelan sobre nuestro mercado de la agroalimentación, cuando éste se encuentra en la coyuntura de su consolidación a escala mundial, de forma que marcas de productos de conocidas y antañonas enseñas, con cuyas veteranas denominaciones aún continúan rotulándose, han sido adquiridas por grandes grupos foráneos o mastodónticas sociedades de capital riesgo, con una tendencia y pérdida de españolidad que, iniciada en la última década del pasado siglo, se ha encontrado ahora incrementada merced al impulso de las nuevas generaciones de las asociaciones familiares relacionadas con nuestro sector industrial, rendidas en buena medida a la avidez insistente que ofrecen fondos y compañías afines que buscan la consolidación globalizada de sus intereses, comprando, como en algún que otro caso, empresas de renombre aunque prácticamente desahuciadas. Por ejemplo, la entidad CVC, que figura como propietaria de un importante conglomerado de hospitales privados y dueña invisible de la Fórmula-1, ha redondeado su plan de adquisiciones industriales haciéndose con el control mayoritario de una muy conocida e importante empresa del comercio oleícola, líder mundial del sector. Una colonización capitalista extranjera ante la que el Gobierno, como nuestra administración pública, singularmente la agraria, al parecer se sitúan en acomodaticia actitud.

* Doctor ingeniero agrónomo