El cobre vale oro. Lo saben en Cataluña, donde andan ocupados entre el griterío separatista y la pasión romántica de la identidad institucional. El AVE, que es de todos, sufre un ataque continuo en toda España, pero más en Cataluña, donde la reincidencia, como la indefensión, el despiste o la falta de interés, es mayor que en el resto del país. De la totalidad del territorio es Cataluña la región con más sustracciones de cobre al año, entre el cableado de las compañías ferroviarias y las redes eléctricas. Por eso este jueves se han parado los trenes, con 13.500 pasajeros afectados por el corte de fibra óptica, que los ladrones confundieron con el cobre. Nada menos que 142 kilómetros perdió la red de AVE en Cataluña durante 2014: el 41,8 % de lo que se hurta en toda España. La razón puede estar, como afirma el ministro Catalá, en que la Generalitat no ha escuchado suficientemente la petición de ayuda de Fomento para proteger las líneas del AVE. La competencia de vigilar las infraestructuras públicas es de los Mossos d'Esquadra. Hablamos de pérdidas de 15,7 millones de euros, que no es cantidad pequeña para destinarla, por ejemplo, a ayudas sociales o a cualquier otra necesidad ciudadana. Más allá de su deseable voluntad de vigilancia, Cataluña cuenta con una gran concentración de infraestructuras de vía férrea y por eso tiene tantos kilómetros de cobre. Estamos ante la verdadera gestión de los recursos y la actualidad, con su dificultad diaria en el mapa. Algún día, cualquiera de las dos mitades de Cataluña generadas por el independentismo debería reclamar un gobierno real.

* Escritor