Mis hijos ya han superado la edad escolar, y quizá por ese motivo no debería opinar, pero veo que está cundiendo en Córdoba y en otros sitios de Andalucía el debate sobre la instalación de aire acondicionado en los colegios, un debate surgido de repente y que se desarrolla con mucha virulencia, como si no pudiera pasar ni un día sin que se resuelva esa necesidad. No quiero ofender a nadie, pero si mis hijos fuesen pequeños preferiría que los colegios me garantizaran buenos maestros, suplentes cuando hagan falta y personal de apoyo para niños con necesidades especiales antes que el aire acondicionado que, en realidad, haría falta solo durante dos o tres semanas.