El escenario no podía ser mejor, --uno de los salones del Parador de La Arruzafa--; ni el público, invitado por el foro universitario independiente Synthesis, el más ávido de iluminar sus mentes con los destellos que irradia la historia de Córdoba; ni el conferenciante, Juan José Primo Jurado, historiador y escritor, el más apropiado para ofrecer un tema nuevo pero a la par candente por afectar a esas áreas vitales en la economía y desarrollo de una ciudad como son la cultura, el turismo y los visitantes.

Córdoba, la ciudad de los contrastes, guarda en su rico patrimonio histórico-artístico, no sólo monumentos sino personajes; no sólo valores arquitectónicos, sino algo mucho más profundo, más intenso, el aroma misterioso de su embrujo. Quizás, por el eso, el conferenciante quiso descubrirnos los "cinco embrujos" de nuestra ciudad, que muchos visitantes se llevan en la piel de sus recuerdos. O mejor, los cinco manantiales, las cinco claves de ese "embrujo" que configura una ciudad que no sólo es admirada y valorada sino recordada. Esos cinco manantiales o claves son: el marco natural, el paisaje histórico, el legado patrimonial, el caudal de tradiciones y el capital simbólico.

Primo Jurado, que abrió su conferencia con unas imágenes espléndidas de los lugares con más encanto, dejó fluir sus palabras en cada uno de esos "manantiales", procurando derramar en los oyentes toda su belleza, su frescura, su valor y su embrujo. Y así, primero, nos habló del marco geográfico, en un enclave excepcional del que se han beneficiado todas las facetas de la vida, por su vecina sierra, sus producciones agrícolas, su "cruce" de caminos y de comunicaciones. En segundo lugar, habló del paisaje histórico: la Córdoba Romana, la Córdoba Omeya, la Córdoba Judía y la Córdoba capital de la frontera cristiana, describiendo con detalle la aportación y la riqueza cultural que nos legaron. En tercer lugar, expuso el legado patrimonial, con las diferentes etapas del arte romano, visigodo, bizantino, islámico, judío, gótico, mudéjar, plateresco, renacentista, barroco o neoclásico.

Un paisaje histórico que se ha plasmado también en paisaje urbano tradicional de Córdoba que viene definido por cuatro elementos: las plazas, los patios, los Triunfos de San Rafael y las torres de sus murallas e iglesias. Y el legado de nombres propios que ha aportado Córdoba al mundo del saber o del poder, entre otros, Séneca, Osio, Maimónides, Averroes, el Gran Capitán... En cuarto lugar, se refirió al caudal de tradiciones, citando a Pablo García Baena y evocando sus palabras: "Córdoba es una ciudad eterna por el caudal inagotable de sus tradiciones: la Semana Santa, Mayo, la cruces, los patios, las romerías, la feria, la gastronomía". Y en quinto lugar, el capital simbólico que posee una "ciudad que no es de paso, sino ciudad de destino, y que brilla en la historia como ciudad de convivencia y respeto de culturas". Como broche final, con aire de reflexión, Primo Jurado invitó a la responsabilidad de todos en el engrandecimiento de una Córdoba que tanto ofrece. Y que, a la par, ¡tantas necesidades tiene!

* Sacerdote y periodista