En el equipo científico de Oregón que ha logrado el último avance con células madre trabaja una joven española que había sido despedida de su laboratorio víctima de un ERE; y a un joven al que se le había denegado una beca Ramón y Cajal lo eligen en Holanda como mejor investigador joven de Europa. No es algo nuevo ni culpa de la crisis, es el signo de un país que no valora la ciencia ni el progreso ni la educación, víctimas siempre tempranas cuando aparece la inopia en el horizonte. Me dice mi amigo Antonio, astrónomo y finalista del certamen del Museo Arqueológico al que ya estamos tardando mucho en invitar a escribir aquí, "pero ahora va a contar la nota de religión mientras perjudican a las ciencias". Eterno dilema español, la metafísica y la metempsicosis por encima de la física; la honra por encima de los barcos, el honor patrimonio del alma sobre las cosas de comer, las únicas con las que no debería jugarse nunca. No creo que sea la cuestión --si se enseña religión o alternativa-- que la nota cuente, eso de una lógica aplastante; la cosa estriba en si debiera haber o no esa materia, pero ese cascabel no lo atan, no lo han atado ni lo atarán los que más odio le tienen al gato. Y mientras hablamos de estos galgos o podencos nos vaciamos de cerebros, lo que le interesa a Alemania, que ya les ha ofrecido la nacionalidad; y lo malo es que nuestros científicos se integrarán y se quedarán allí, no me los imagino fundando casas de la Virgen del Rocío y ahorrando para volver, como los emigrantes de los sesenta. Repetimos el unamuniano "que inventen ellos", que vaya con lo que se descolgó también don Miguel.

* Profesor