Supongo que con el título de la de hoy, con la polémica, con lo cerca que tenemos la Feria y con los «memes» que están circulando por las redes sociales, no hace falta que le diga, querido/a lector/a a qué cartel me refiero. Por supuesto, que vaya por delante mi reconocimiento al artista cordobés, Rafael Cervantes, autor de tamaña factura pictórica, pues una cosa es el arte con sus servidumbres y musas, y otra muy distinta si lo que representa ese arte tiene que ver con la rotulación que se pone a un lienzo en un cartel de feria de mayo cordobés. La mayoría hemos visto el cartel: una dama en vaqueros con un abanico en ciernes rodeada de un ambiente crípticamente poético. De todos es sabido que la dama y modelo del paisaje con figura es la esposa del pintor. Y le puedo asegurar una cosa. El cuadro, que no el cartel, pues este último ya está rotulado, es toda una declaración de amor del artista a su esposa. Y una declaración llena de estrofas de color, y con una vista romántica con cierto tono apocalíptico vital que quizá solo el artista y su musa entiendan. Hasta aquí todo perfecto. Pero ahora viene la polémica. A esta declaración de amor eterno alguien ha decido ponerle ni más ni menos que «Fiestas y Feria de Mayo. Córdoba 2017». Ahí es na, como dice el castizo. Los cordobeses estamos acostumbrado a un traje de gitana como el de toda la vida, en el caso de una dama. Y a los volantes y faralaes. No por nada, sino porque a la mujer cordobesa le gusta engalanarse así para demostrarle a claveles, gitanillas y geranios que la belleza de la primavera cordobesa es precisamente de ella, de la mujer cordobesa. Aunque una dama cordobesa también está maravillosa en vaqueros, en la feria o fuera de ella. Pero ya se sabe, la primavera vuelve cada año como los populares trajes de gitana. El amor de una pintura es para toda la vida.

* Mediador y coach