pREFLEXION

nUna respuestarepleta de sentido N

***Francisco Baena Calvo

***Palma del Río (Córdoba)

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La vida humana se convierte en problemática, sobre todo cuando aparece en el horizonte el sufrimiento y las huellas del mal. Y esta problemática se hace existencial cuando en medio de la tragedia anhelamos una respuesta repleta de sentido para la enigmática realidad. El sentido global último que dé respuesta a la razón última de cuanto acontece no parece encontrarse en otro que no sea el mismo Dios, que si bien su propia identidad es continuamente amenazada y cuestionada como único soporte válido al clamor de justicia y de respuesta para tantas causas perdidas.

La intervención amorosa de Dios se hará evidente cuando ayudemos a los humanos a conseguir una vida más humana y menos trágica.

Frente a una cultura que tiende a la fragmentación del saber y a la desintegración del equilibrio humano, la dimensión religiosa aporta en el creyente una dimensión integradora que aúna todos los acontecimientos y dimensiones en un "sustento fundamental de la existencia", enclavado en la búsqueda de sentido último de la existencia.

Frente a una cultura sin memoria y satisfecha de la fugacidad de los ideales y los "ritmos culturales", propensos a desequilibrios psicológicos, la dimensión religiosa añade en el creyente un valor de historicidad y la temporalidad adecuadas para sentirse miembro de una historia que tiene un origen y meta, un tránsito seguro y unos orígenes adecuados.

pSALUD

nPara ser felicesde verdad N

***Miguel Rivilla San Martín

***Alcorcón (Madrid)

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En algunos medios, se ha realizado una encuesta entre españoles según la cual 9 de cada10 se sienten plenamente contentos con su cuerpo. Sólo un 14% se sometería a una operación estética para mejorar el aspecto de su cuerpo. Sabido es que toda persona está compuesta de cuerpo y alma; de materia y espíritu; pues bien, para completar la referencia estaría bien que se hiciese otra encuesta sobre los que se sienten contentos, felices y en paz con el estado de su alma. En el equilibrio de ambos está la auténtica felicidad. Buena noticia es que cada cual se sienta a gusto con su físico, que en los principales rasgos se nos ha dado sin intervención personal. La dicha no será completa en cada uno si el alma está lastrada por tantas lacras que la afean y desfiguran. Solo el equilibrio perfecto entre el cuerpo y el alma puede al ser humano darle la clave de su realización personal y por ende, considerarse feliz. La receta clásica "Mens sana in córpore sano" sigue siendo de plena actualidad.