Llevamos dos semanas de campaña electoral para elegir al equipo y, con él, a la persona que va a dirigir los destinos de Córdoba durante los próximos cuatro años, por tanto, son tiempos de reivindicaciones de los distintos colectivos, barrios, entidades, organizaciones, etc., que pretenden hacer oír su voz y que se tengan en cuenta sus propuestas y aspiraciones de futuro.

Una parte importante de la ciudadanía observa toda esta parafernalia con un resignado pesimismo, porque pronto, el que resulte elegido, se olvidará de las promesas y comenzaremos de nuevo a observar la triste realidad, una ciudad invadida, por los más poderosos que llegan de fuera de Córdoba a comprar mercados, imponiendo sus intereses frente a los habitantes. Es una Córdoba tristemente invadida desde tiempos inmemoriales por todos aquellos que quieren hacer negocios a costa de los nativos y emprendedores locales.

Creo que hablar de emprendimiento, de apoyar a las empresas cordobesas, de generar climas que posibiliten el talento, la innovación, el compromiso y desarrollo social, es una caricatura en esta ciudad, al menos, así ha sido hasta este momento. Por el contrario se potencia la actividad empresarial que viene de fuera. Si son grandes compañías que estén sustentadas por ilustres empresarios, mucho mejor.

Parece como que "toda empresa forastera" es lo mejor para nuestra ciudad y, todo esto, para desgracia de los empresarios locales que cada día hacemos el milagro de llegar a mañana, manteniendo, incluso creando empleo en tiempos de crisis, apostando por los colectivos más desfavorecidos que lo tienen más complicado a la hora de insertarse en el mercado laboral. Para este Ayuntamiento, este esfuerzo, me da la impresión de que no tiene el más mínimo interés. Lo que vale y por lo que se apuesta es por lo grande, empresas faraónicas con nombres de personas que son muy conocidas y poderosas, no importa que paguen sus impuestos en Aragón, en Madrid o Ciudad Real. Estos son ejemplos concretos y verídicos de lo que pasa en el sector más sensible de nuestra ciudad, el social.

Seguramente después vendrán los "listillos" y zanjan rápidamente el asunto diciendo que hicieron la mejor propuesta, pues faltaría más, ya se han preocupado de confeccionar pliegos que son trajes a medida. Ellos y sólo ellos pueden ofrecer condiciones económicas que digan lo que digan y, lo expliquen como lo expliquen. Los empresarios, como el que suscribe esta reflexión, no tenemos opción alguna de optar a gestionar estos recursos.

Véase en el ámbito residencial, el Servicio de Ayuda a Domicilio, servicio de comidas a personas en sus domicilios, o mantenimiento de jardines, etc. ¿Cuantas empresas cordobesas tienen contratos de gestión adjudicado por nuestro ayuntamiento en el sector social?

Es un despropósito que, además de denunciar a la opinión pública, en el marco de este proceso electoral, me gustaría que los nuevos gestores que resulten elegidos cambiaran de estrategia y los pliegos de condiciones tuvieran menos peso sobre los aspectos económicos que gravan la gestión a las pequeñas y medianas empresa y a la economía social y tuvieran más valor los aspectos relacionados con el empleo. Creo que las pequeñas y medianas empresas, y la de economía social, de las que tanto se habla en las campañas electorales y a las que se les olvida inmediatamente después, se les debería tener más en cuenta a la hora de diseñar los pliegos de las condiciones técnicas, en aspectos que tienen que ver, con las cláusulas sociales, con la cantidad y calidad del empleo y, en definitiva, con la dignidad local, sin paternalismos ni chovinismos a los que se acostumbran invocar con el solo objetivo de desviar las verdaderas intenciones de quienes quieren justificar lo injustificable.

* Presidente del grupo El Yate,

S. Coop. Andaluza