Con esta carta quiero hacer un homenaje a todas las personas que dejan su casa, su pueblo y sus gentes por amor a un Dios que nos colma de bendiciones con sus gestos, oraciones y sacrificios de unas almas enamoradas que lo dan todo por los demás. Yo las he visitado y estoy supercontento por haber participado en los encuentros de oración en verano, con la Orden Franciscana Seglar. Qué bien lo hemos pasado, hermanas con vosotras, cuántos momentos deliciosos.

Si algo queda, que queda mucho, es saberos cercanas, amigas. Os doy las gracias por vuestra dulzura y alegría franciscanas.

Que la luz de vuestros corazones se extienda por todo el mundo; espero que te pongas bien, sor Isabel, por ti y por todos los que te queremos.

Recibid el saludo de paz y bien.

Nada vale tanto como la amistad y más cuando es verdadera.

Siento que estando cerca estemos tan lejos, pero no importa, porque siempre estaremos unidos por el Señor.

Hasta pronto, querida comunidad de clarisas de Santa Clara de la Columna de Belalcázar (Córdoba).

Antonio Roca Valle

Córdoba